Crece el Refugio
| Autor | Analine Cedillo |
Fotos: Adrián Ruiz Enviados
RIVIERA MAYA.- Dentro de una de las 41 villas que integran el renovado Tides Riviera Maya, el concierge saca de un morral de yute tres aromáticas barras de jabón. Luego, mientras explica algunos detalles sobre el funcionamiento del hotel, corta los jabones artesanales sobre la mesa de la terraza y obsequia a los huéspedes con generosos pedazos. Tal recibimiento es parte del check-in, que busca crear una experiencia sensorial frente al Mar Caribe.
Antes de llegar a sus villas, los viajeros son convidados a un breve ritual de purificación guiado por un chamán, quien emplea hierbas y copal para ponerlos en armonía con el entorno.
Una vez plenamente relajados, los huéspedes están listos para adentrarse en las novedades de Tides, ya que la propiedad del grupo hotelero Viceroy presume una renovación profunda: desde el pasado 26 de diciembre abrió 11 nuevas villas, parte de un proyecto de aproximadamente 12 millones de dólares de inversión.
De entre ellas, la gran apuesta es la inédita Villa Beachfront, única en el hotel con acceso directo a la playa y una espectacular vista al mar, que puede apreciarse tumbado en la cama o, con margarita en mano, en el asoleadero de su exclusiva terraza.
La renovación arquitectónica, que duró alrededor de un año, fue hecha por la constructora GIA, mientras que el despacho de diseño GVA, con sede en Guadalajara, fue el encargado del interiorismo.
Según Guillermo Ortiz, director creativo de GVA, la selección de elementos en las noveles villas busca recuperar las joyas mayas. Así, las máscaras de jade están representadas en las lámparas sobre las mesas de noche y la cabecera semeja el grabado de las estelas monumentales.
La decoración también juega con texturas y colores para tender un sutil puente entre la naturaleza y el interior de las habitaciones: las telas de los cojines simulan la piel de un reptil o un pez, los dominantes tonos arena y turquesa hacen pensar en la playa y el mobiliario, diseñado en maderas de tipo salam, rosa morada, tejidos de mimbre y fibras naturales, recuerda a la selva.
Sin duda, es una delicia dar pocos pasos desde la alberca privada de la Villa Beachfront para llegar a la playa, pero habitar temporalmente alguna de las villas que están más alejadas también tiene su encanto. Desdel el lobby, el camino de piedra serpentea entre vegetación selvática y se divide en varias rutas. Una de ellas pasa a un costado del spa y el jardín repleto de hierbas y plantas...
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