La costa intacta de los mayas

AutorRicardo Garza

Enviado

BACALAR, Quintana Roo.- Una bandada de guacamayas rojas sobrevuela la tupida e impenetrable selva caribeña, que se convierte en manglar antes de desvanecerse en las aguas de la Laguna de los Siete Colores, como suele llamarse a la laguna de Bacalar por la abundante variedad tonal de azules que sus aguas reflejan cuando el Sol las ilumina.

En la orilla de la segunda laguna más larga del País se localizan, además de diversos cenotes que llegan a tener hasta 90 metros de profundidad, pequeñas villas de pescadores y el pueblo de Bacalar, cuya fundación data del 435 d. C. y que fue incorporado el año pasado al programa Pueblos Mágicos, de la Sectur.

Esta localidad fortificada fue escenario de batallas y heroicos episodios entre mayas, conquistadores españoles y piratas ingleses, quienes codiciaban la madera preciosa del palo de tinte.

Algunos kilómetros tierra adentro emergen, de entre la vegetación plagada de ceibas (árbol sagrado de la cultura maya), pirámides y centros ceremoniales que atestiguaron el esplendor de una de las más importantes civilizaciones prehispánicas del continente.

En la costa, vigilando las plácidas aguas del Mar Caribe se asoma Mahahual, un pequeño poblado de arena blanca donde fue construido un muelle de cruceros que, previo al paso del huracán "Dean", en 2007, era el segundo más visitado...

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