DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Plaza de almas

AutorCatón

¿Tú crees en los aparecidos? Yo, la verdad, no mucho. Tengo un primo que sí cree en ellos, pero también cree en el Partido Verde. Su criterio, por tanto, no es confiable. Si algún día un aparecido se me apareciera me aturrullaría bastante y no sabría cómo reaccionar. ¿Se le debe saludar y preguntarle por su salud y la de su familia? En todo caso, según lo que aprendí de las criadas cuando niño, en presencia de un espanto no debe uno espantarse. Se le hace la señal de la cruz y se le ordena con voz firme: "En nombre de Dios te pido que me digas si eres de este mundo o del otro". Si dice que es del otro se le conjura recitándole las Siete Verdades, oración que lo pondrá inmediatamente en fuga. No sé si por fortuna o por desgracia -ver un aparecido ha de ser cosa muy interesante- los fantasmas no me han considerado merecedor de su visita, y jamás han hecho acto de presencia en mi presencia. Pero oigo mucho hablar de ellos. Por los corredores del Hotel Waldorf Astoria en Nueva York, se dice, ronda el espectro de MacArthur. En Inglaterra toda mansión que se respete tiene sus fantasmas. Se les trata como a miembros de la familia, y cuando hay un evento social -bautizo, boda- se les envía la correspondiente invitación. Desde luego esta bodega en el antiguo rancho del Potrero no es el Waldorf, ni es tampoco una mansión inglesa. Es sólo un galpón abandonado porque la tierra no produce ya el maíz que antes rendía, y que lo llenaba casi hasta el techo. Terminó por servir de refugio a las palomas, nada más. Por eso no dejó de sorprenderme que un día don Abundio me dijera que en la bodega andaba un alma en pena. El viejo es cartesiano. Junto con su navaja y sus cigarros lleva consigo siempre una duda metódica que lo protege contra las trampas de la credulidad. A todo lo que le dicen suele responder con la palabra "adió", que sirve para expresar reserva o suspicacia. "Bonito día, don Abundio". "¿Adió?" Y así. Entonces fue motivo de sorpresa para mí que me dijera que en la bodega se estaba apareciendo un aparecido. "Yo no lo he visto, licenciado, pero he mirado una luz y he oído ruidos como de cadenas". Este señor que digo, don Abundio, goza...

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