Cortito y constante

AutorAdrián Basilio

Mover los brazos al caminar ayuda a mantener el equilibrio. Es algo que el ser humano hace de manera natural.

Al correr, se debe hacer lo mismo no sólo porque se involucran movimientos que facilitan el equilibrio, también un braceo adecuado forma parte del impulso de cada zancada, de ahí su importancia para mejorar el desempeño como corredores.

El braceo pone ritmo al desplazamiento y lo hace armónico. Es el movimiento de las extremidades superiores que se da en contraposición al de la parte inferior, al caminar, trotar o correr; es decir, cuando se da un paso con la pierna derecha el brazo que se mueve al frente es el izquierdo y viceversa.

Su función es propiciar, a través de ese movimiento opositor, que el centro de gravedad del cuerpo -que está por encima de la cadera- se desplace sin rebotes; para ello se debe intentar que el tronco mantenga una trayectoria lineal.

"Dicen que la parte más importante del braceo es que vaya de una manera recta, porque, de lo contrario, vas perdiendo la longitud horizontal que ocupas, entonces vas perdiendo centímetros de la carrera", indica Alberto Garrido, doctor en biomecánica.

"El braceo debe ser en eje horizontal y cortito, porque de lo contrario tienes un mayor gasto energético", agrega.

"No hay un rango de amplitud, pues todo depende de cada persona; sin embargo, no hay que hacerlo de forma robótica, sino lo más natural posible. Hay gente que se concentra tanto en estos aspectos que la vemos corriendo como robot y debe ser algo en lo que ni siquiera debes concentrarte sino salirte normal, natural", asevera el especialista.

No bracear apropiadamente puede generar lesiones, desperdicio de energía, pérdida de ritmo y concentración y, en consecuencia...

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