?Corro donde me inviten, no me rajo para ganar?

- El corredor rarámuri llega a la CDMX para correr su primer maratón, y ya lo invitaron a competir en Nueva YorkIñigo Arredondo

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 28 (EL UNIVERSAL).- ?Buen día?, dice Santiago mientras camina sobre avenida Paseo de la Reforma. En las últimas dos cuadras lo ha dicho 16 veces. Primero a un policía, luego a un barrendero, más tarde a una persona que pasó a su lado. La gente siente simpatía con él y le piden una foto, estrecharle la mano. Otros no. Analizan sus huaraches con suela de llanta, las piernas desnudas, morenas, briosas, apenas cubiertas por una tagora blanca (taparrabo), y le sacan la vuelta. ?Buen día?, repite. Sonríe y sigue su camino.

La primera vez que vio la Ciudad de México lo hizo tomando un camión en Ciénega de Nogurachi, su casa, en la Sierra Tarahumara, y más de 15 horas después llegaría a tocar en un 16 de septiembre el violín mientras mujeres de su comunidad bailaban al compás de sus cuerdas. La primera vez que se subió a un avión fue por ir a correr a 970 kilómetros de distancia. Apenas tocó la capital y tomó un autobús que lo llevaría a Querétaro.

Esta vez tomó un vuelo con su hijo mayor. Cuando bajó del avión varias personas lo detuvieron para tomarle fotos y grabarlo. Es la tercera vez que visita la CDMX, la segunda vez que vuela en avión y la primera que correrá un maratón.

Mientras más de 10 millones de personas conocieron parte de su historia y cómo corrió 100 km por su tiempo y cinco más por su hija ?en un trabajo multimedia realizado por EL UNIVERSAL?, Santiago trabajaba su tierra, hacía su rutina. Corría el día en sus pasos. Tuvieron que pasar dos semanas para que Santiago pudiera ver su historia en video. Tuvo que subir la cima de su racho varias veces para tener señal y encontrar la llamada de su hijo Mario que lo llevaba buscando varios días para decirle que cientos de personas le habían escrito para ofrecerles ayuda. Santiago ha dicho que en su cuenta de banco le aparecieron 20 mil pesos.

Semanas después visitó al gobernador electo de Chihuahua, Javier Corral, en la capital del estado, quien quedó en ayudarle con páneles solares para su rancho y una manguera larga para facilitarle el acceso al agua. Mario, su hijo mayor, quien vive en Cuauhtémoc (170 km de distancia) lo acompañó a sus citas. También distintas personas del medio ?runner? los han invitado a carreras: ?También me querían a invitar a Quintana Roo, a Nueva York, pero todavía no tenemos el pasaporte para ir a correr. Corro...

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