Las coronas de Colosio

METRO / Redacción

Unos endurecieron las mandíbulas, otros simularon indiferencia, los más soltaron la carcajada. "¡Hipócritas, fue Salinas!", les había gritado un estibador desde un camión a la treintena de sonorenses que hacían guardia ante el monumento de Luis Donaldo Colosio.

Eran las once. Cuatro horas antes, los políticos y organizaciones sociales que desfilaron bajo la figura habían escuchado rechiflas, gritos y mentadas desde autos y microbuses.

Los sonorenses, sólo escucharon la espontánea acusación y se retiraron sin oír proclamas contra el PRI, como las que se dijeron dos horas y media antes:

"¡Arriba el PAN!", gritó un automovilista cuando Labastida y Silva Herzog se marchaban. Ambos candidatos parecieron no inmutarse, después de haber guardado silencio bajo el rostro en metal de Colosio y de haber charlado con Guillermo Hopkins y José Luis Soberanes, a quienes se identificaba como deudos del asesinado.

Después desfilaron el Secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, miembros de la Fundación Colosio, floricultores xochimilcas, los sonorenses e integrantes del Partido Revolucionario...

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