De Todo Corazón / Encuentro con el pasado

Querida Tía Remedios

Soy una mujer recién casada, apenas cumplí un año de matrimonio.

El porqué le escribo la carta es el siguiente.

Yo, cuando era jovencita anduve con un chico muy cariñoso y en ese momento nos queríamos mucho, esto fue cuando tuve 17 años.

Su familia se tuvo que cambiar de casa, por motivos de trabajo de su papá y nos prometimos amarnos a pesar de eso.

Claro que lejos, cada vez las pláticas por teléfono fueron menos frecuentes, en su casa y en la mía nos llamaban mucho la atención por el gasto que implicaba usar el teléfono y la larga distancia.

Después de casi siete meses, así terminamos nuestra relación.

Después, en una reunión de amigos, conocí a otro muchacho empezamos a salir y resulta que es primo de mi ex.

Al principio me daba cosa salir con él, porque eran de la misma familia, después, me dijo que nada tenía que ver, ya que yo no era novia de su primo y lo nuestro tenía tiempo y lo nuestro tenía tiempo de haber terminado.

Todo resultó bien, y después nos casamos.

Yo estaba convencida de que lo quería y él también, todo nuestro noviazgo fue normal como cualquier pareja.

Ahora, el día de la boda todo estaba bien, hasta que llegó mi ex.

Con una amplia sonrisa y un fuerte abrazo me dijo que deseaba toda la felicidad del mundo.

La verdad, estaba desconcertada no sabía qué responder.

Corrí al baño y oculté mis lágrimas, me sentí tan mal, como si lo hubiera traicionado.

Mi mamá se dio cuenta de todo y me dijo que no actuara como una niña, que eso era parte del pasado que iba a olvidar, que regresara a la fiesta antes de que mi esposo se diera cuenta.

Después de eso, no me sentí igual. A pesar de los mimos de mi esposo siempre estaba buscando la mirada de mi ex.

En la Luna de Miel estuve pensando mucho en él, mi ex, de cómo hubieran sido las cosas si me hubiera casado con él.

Con los detalles de mi esposo y todas las novedades de una recién casada, poco a poco se me fue olvidando mi ex.

Me lo volví a encontrar en la casa de mi suegra, y lo invite a mi casa, claro que con su novia y su familia. Al día siguiente apareció en mi casa y se quedó a cenar. A mi esposo lo sorprendió la visita, pero no le hizo mala cara ni nada por el estilo, lo trató muy bien como primos que son.

Cuando se fue, inmediatamente me reclamó y me dijo que debería de haberle avisado y que no le gustaba que fuera solo a la casa.

Yo...

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