Coordenadas / ¿Quién se pone el saco?

AutorEnrique Quintana

Probablemente nadie quiera ponerse el saco. Está tan desacreditado el populismo, que luego de las advertencias, primero de Carlos Slim y luego de otra serie de personajes, nadie quiera admitir que tiene tendencias populistas.

El problema, en buena medida, es que frecuentemente no se entiende bien a bien a lo que se alude cuando se invoca el populismo.

Sin embargo, en el caso de México, lo que evocamos cuando se habla de populismo tiene nombre y apellido. Por lo menos hay un nombre en el que casi todos coinciden: Luis Echeverría.

Los historiadores ubican al populismo como un movimiento social y político que tiene su expresión mayor en América Latina en la década de los 30 y 40. Sin embargo, en su versión más reciente, hay otros nombres a los que también se ubica perfectamente en esta tendencia como Alan García o Carlos Andrés Pérez.

Lo que caracteriza al populismo son dos rasgos, uno de carácter económico y otro más bien, en la esfera política.

En el terreno económico, el rasgo común de los populistas tiene que ver con la irresponsabilidad fiscal y específicamente con la tendencia a un gasto público excesivo, dispendioso y que usualmente se financia con deuda.

En otras épocas del País, cuando no había autonomía del Banco Central, también se agregaba a esta tendencia, la de usar el financiamiento primario de este banco para cubrir el déficit público, lo que provocaba una tendencia crónica a la inflación.

Del lado político, la característica peculiar de los populistas es un discurso demagógico, en el que frecuentemente se invoca al "pueblo" como el presunto beneficiario de las acciones del gobierno, como el que ha mandado a ese tipo de gobernantes a la imprudencia fiscal.

El discurso cambia según el momento, pero puede ser dominado por un nacionalismo exacerbado y por un rechazo a las instituciones internacionales, como el FMI, a quienes se culpa de todos los males.

Cuando se define de esta manera el populismo -de modo muy simplificado- sobre la base de nuestras experiencias históricas y de lo que ha pasado en otros países de América Latina, no resulta claro que alguien se ponga el saco.

Andrés Manuel López Obrador rechazó hace un par de días que le quedara el saco.

Algunos dirán que es porque todavía no ha tenido la responsabilidad de una política fiscal nacional, pero si se ven los números que se reportan en el sitio de la Secretaría de Hacienda, se aprecia, por ejemplo, que aunque la deuda del Gobierno del DF ha seguido creciendo, no lo ha...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR