Coordenadas / ¿Así somos?

AutorEnrique Quintana

Un país no puede tener una vida social, política y cultural que sea muy diferente de su vida productiva. Los resultados que se presentan en una, inevitablemente repercuten en las demás.

Por eso, cuando vemos algunas estampas del deporte o la política, nos explicamos por qué nos hundimos cada vez en las clasificaciones de competitividad.

Le voy a poner algunos casos recientes.

  1. - El "dopagate" del futbol.

    Dos jugadores de la Selección Mexicana de futbol dan positivo en el consumo de alguna sustancia prohibida, presuntamente recomendada por expertos en preparación física de su club.

    Esto quiere decir que lo más probable es que tales expertos no tengan ni la menor idea de los reglamentos internacionales, o que de plano les valgan. Para propósitos prácticos, no hay diferencia entre una cosa y otra.

    Pero además, cuando el asunto estalla, se intenta encubrir tratándolo como algo secreto y personal, lo que no hace sino atraer más la atención pública. Y, desde luego, se echa la culpa de lo que ocurrió a los medios que trataron de averiguar lo que pasó y no a los responsables.

    Ignorancia, desprecio de las leyes, intento de que no se conozcan nuestras faltas y traslado de la responsabilidad a los demás. Lo que ocurrió con este caso nos pinta en nuestros peores defectos que frecuentemente se dan en materia de negocios.

  2. - Los vestidos de Marta.

    Tener un conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo no pareciera algo extraordinario. Tenerlo a propósito de los vestidos de la esposa del Presidente es un ejemplo de la altura de nuestra política.

    Los legisladores se muerden la lengua cuando dicen que es un asunto de manejo correcto de los recursos públicos. El tema de fiscalización y rendición de cuentas es accesorio, el tema del golpeteo político a la emblemática figura de Marta es sustantivo.

    Pero luego resulta casi increíble que el Presidente y su esposa conviertan el tema casi en un asunto de seguridad nacional por la energía y el tiempo que le dedican. Más aún, la donación de la "ropa usada", no parece muestra de generosidad, sino un desplante más.

    En fin, más allá de lo anecdótico, el caso pinta de cuerpo entero a nuestra clase política, ocupada principalmente en frivolidades y revanchismos.

  3. - El secuestro de uno de los más visibles entrenadores de futbol.

    De no haber sucedido en la Ciudad de México y haber sido real, el secuestro de Rubén Omar Romano parecería extraído de alguna obra de ficción.

    Ya se ha dicho que pareció burla del hampa...

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