Coordenadas / El 'síndrome del lavadero'

AutorEnrique Quintana

Hemos desarrollado un especial gusto por el escándalo. Lo que no contenga ese ingrediente nos resulta soso, poco interesante.

El retorno de Carlos Ahumada a México le dio nuevo aliento a este problema, pues se espera que el dueño del Grupo Quart pueda hacer revelaciones que involucren a otros personajes en casos de corrupción o que dé más detalles de los que ya se conocen.

Usualmente, se dice que son los políticos los que están metidos en los escándalos. Pero, dígame sinceramente, ¿no cree usted que también a la mayoría de los ciudadanos nos encanta recibir noticias de esa naturaleza?

Aunque hay gente que le dirá que ya está harta de los escándalos de los políticos, puedo apostarle a que si hubiera un nuevo video que involucrara casos de corrupción, todo mundo lo estaría comentando.

No podemos negar que nos encanta el chisme y que disfrutamos comentarlo.

Pero no se preocupe, no hay que tener remordimientos por este gusto... siempre y cuando no alcance proporciones patológicas.

El problema que tenemos en México es que algo que debiera ser un divertimento, mero tema de chisme y diversión, se convierte en el eje de la vida pública.

¿Cuándo le hemos dedicado la atención que hoy le ponemos a Ahumada y sus correrías al tema de la pérdida de competitividad de México? ¿Cuándo ha llegado usted a un desayuno en el que le comenten tan sabrosamente la golpiza que nos está poniendo China, como lo hicieron con el asunto de las ligas que se guardó Bejarano?

En México -como en otros países, pero hablamos de México- tendemos a ser "políticamente correctos". Esto quiere decir que si le pregunta a cualquiera, por lo menos en círculos empresariales, va a condenar los escándalos y la atención que les ponemos y va a decir que debiéramos estar ocupados en las reformas estructurales. Y, luego de decir lo anterior, va a correr a ver algún nuevo videoescándalo.

Dice el adagio popular que "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen". Aunque esta afirmación es discutible en el corto plazo, me parece justa en el largo plazo.

Si tenemos políticos que se regodean en el conflicto o que siguen exclusivamente su interés personal o gremial, y a pesar de eso los seguimos manteniendo en espacios de poder, la culpa es nuestra.

¿Cómo salir del "síndrome del lavadero"?

El remedio es muy sencillo, lo malo es que no funciona en el corto plazo. Requiere de tiempo y constancia. Se llama educación.

Pero no se trata de educación formal. ¿Cuántos posgraduados no lo son también de...

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