COORDENADAS / Rediseñar el Gobierno

AutorEnrique Quintana

Lo que más ha llamado la atención del decreto de austeridad publicado ayer en el Diario Oficial de la Federación es la reducción de 5 por ciento en la nómina de los funcionarios altos y medios de la administración pública.

Pero quizás esa sea la medida menos importante.

Los artículos sexto y séptimo de ese decreto establecen que se debe hacer un diagnóstico completo de la estructura de la administración pública para eliminar las duplicidades y quitar las áreas que no corresponden al objetivo de las dependencias.

Los últimos datos disponibles publicados por el Inegi refieren que el sector público federal comprende 1 millón 570 mil personas.

De éstas, 835 mil están en el Gobierno federal mientras que 757 mil están en el sector paraestatal.

Este número no incluye a los maestros que, por virtud de la descentralización educativa, están en la nómina de los estados aunque se les pague con recursos federales. Si así fuera, habría 1.2 millones de plazas adicionales aproximadamente, para llegar a 2.7 millones.

De acuerdo con el Inegi, las que están en instituciones públicas, incluyendo gobiernos locales, hay alrededor de 5.3 millones de personas a escala nacional.

Regresando a las que están en el sector público federal, a ese grupo de 1.57 millones de personas le corresponde una estructura de mandos de 71 mil 838 personas. Es decir, en nuestra estructura del sector público hay más o menos un mando por cada 22 empleados.

Esa cifra no impresiona, pero lo que se va a encontrar cuando se haga la radiografía detallada del sector público es que hay a veces hasta decenas de oficinas en diversas dependencias que hacen casi exactamente lo mismo.

En otros casos, se dedican a actividades que nada tienen que ver con los propósitos básicos de la dependencia en la que están. Y también habrá muchas oficinas que no hacen lo que deben hacer por falta de personal calificado.

Los comparativos internacionales nos dicen que el gasto total realizado por el sector público mexicano, que en este año se ubicará en 24 por ciento del PIB, está muy por debajo del promedio de la OCDE, que es de alrededor de 40 por ciento.

Sin embargo, si dejamos de lado la comparación internacional y observamos la parafernalia que rodea al sector público mexicano, nos queda la idea...

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