Cony De Lantal / Una noche con El Siciliano...

AutorCony De Lantal

Después de que la semana pasada se me atoró en la garganta el chisme del nuevo Siciliano, ahora sí déjame sentarme a platicarte las minucias de este restaurantito, el segundo que nos abre el apuesto italiano Francesco Saggio, en el merito San Pedro, frente a la plaza principal.

A mí me encanta el Siciliano. ¡Qué fachada! ¡Qué italianísimo! ¡Qué rrrrrrico está! Sí, sí, sí, también el restorán está bueno, pero el siciliano Francesco, ¡papusho!, su sola presencia le da un toque especial a este lugar.

Imagínate la escena. Estás en una antigua edificación de sillar, música italiana de fondo, se acerca el galán de bigote castigador a la cava en donde las botellas descansan sobre tejas antiguas, toma su mejor vino y te lo acerca, al momento que susurra "principessa, queste belo aroma le va muy bie...". Cuando de pronto, ¡cooooooorte!, interrumpe de sopetón la voz de siempre, que dice: "No joven, a mí mejor tráigame una 'dayet'...". ¡Aich, nooo! Es el entrometido de tu marido, el villano de la película, que sale a cuadro echando a perder el momento (as usual)...

Se vale soñar, pero la triste realidad es que Francesco es de muy pocas palabras y rara vez se anima a entablar conversación en su muy marcado acento italiano. ¡Y mi marido espantándolo!

El lugar está muy acogedor y antojable, como para vivir una de estas escenas románticas de película, peeeeeeero, como diría Roberto Mitsuko, no le doy el 10 porque le falla la iluminación. Too much. Demasiados watts. Ni la velita de las mesas se ve con tanto foco.

Ahora, güera moment, en el remoto caso de que me llegaran a pelar tendríamos otra bronca encima, porque su menú está tan ilegible, que con todo y el lucerón de plano no lo descifras, imagínate a media luz. Sería un verdadero reto a la pupila.

Pues su menú no se verá, pero sí que sabe. Una vez más Francesco nos demostró que también es guapo en la cocina. De entrada probamos un carpaccio de res que estaba muy sabroso, aunque escaso para los 95 pesos que costó.

De entre sus pastas, mi marido se deleitó con unos cannelloni al forno con brócoli y ricotta de 90 pesos, y yo con un lingüini con gamberetti (salsa rosa con camarones) de 112 pesos, que estuvo divino.

Este Siciliano tiene la misma tónica de su hermanito del Barrio Antiguo, pero incluso lo vi más mono. Creo que es una excelente opción para vivir una noche de ricos momentos con tu pareja.

¡Bien botanas!...

El otro día me topé en el Super Roma con unas bolsitas de "cacahuates" que resultaron ser...

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