Cony Delantal / Detrás de la propina

AutorCony Delantal

Dirás que ya chole, pero te juro que me siguen llegando comentarios de los cargos sorpresa que hacen los restaurantes en la tarjeta, que si las propinas, que si la comisión, que si por omisión... pero equis, créeme que ya le voy a dar vuelta a esa página.

De lo que sí te quiero platicar hoy es de la propina en sí, sobre todo para que oiga el agarradito de mi marido, que es un nefasto al momento de cerrar cuentas.

No es ninguna novedad que el sueldo de mesero es miserable, y de lo que realmente viven es de las propinas, pero lo que no sé si sabías es que en la mayoría de los restaurantes ese 10% que según tú le estás dejando al que te atiende, no es en realidad para él, al menos no todo.

Con suerte, al ingrato le va a quedar de ahí un 4%, porque el resto se lo pepena la administración para repartirlo entre capitanes, cocineros, barman y hostess, que a fin de cuentas también son parte de la cadena de servicio y se merecen su extrita, pero el detalle es que lo hacen a costa del mesero.

El restaurante le cobra al final del día el 6% por mesa (a veces el 10% completo, para repartirlo equitativamente), ¡haya o no haya propina!

Así es que si tú lo quieres "castigar" porque se tardó horrores con tu platillo o te trajo fría la sopa, en realidad le estás pegando al menos culpable, porque pudo haber sido bronca de la cocina o hasta de los dueños (porque resulta que son de codo relumbroso y tienen personal de menos), pero el que la lleva es él. En pocas palabras, le acaba poniendo de su bolsa.

Lo mejor que puedes hacer ante una mala experiencia es irte a quejar con el gerente o, de perdida, anotarle una amable mentada en el ticket (como me platicó una amiga que lo hizo en Los Arbolitos de Cajeme, que ¡ah, qué famita de mal servicio se están agarrando!), pero no te ensañes con la propina, porque puedes estar dejando sin cena a varios inocentes.

Tampoco creas que es regla general, hay infinidad de fórmulas y jueguitos que utilizan los restaurantes. Habrá algunos que les respeten íntegro a sus meseros lo que les dejas, pero son los menos. Otros hacen pull con las propinas, y yo digo que por eso a su personal nunca le sale el ¡fuuaaaa!, te atienden casi de favor (¡ahí te hablan, Brugge!), porque todo se va a la polla. Ésa es la diferencia entre obligación y motivación.

También está el otro lado de la moneda, donde el restaurante se cobra la propina a lo chino y tú ni cuenta te das. Ahí el mesero sí sale ganón porque le vuelves a dejar otro 10% en la mesa y...

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