Cony Delantal / Barriendo el Barrio

AutorCony Delantal

No cabe duda que el Barrio Antiguo es una clara representación de nuestra mexicanidad. Pero no por folclor o tradiciones, sino por el profesionalismo que tenemos los mexicanos para hacer que un proyecto tan prometedor nomás no jale.

¿Cómo te explicas que se nos haya desmoronado así este plan gastronómico y cultural tan importante para Monterrey? ¿La inseguridad? Bah, si nuestras finas autoridades no fueran tan incompetentes, o corruptas, o las dos cosas sumadas, simplemente se habrían propuesto cuidar el tesorito, en lugar de entregárselo vilmente a la delincuencia.

Y eso significa no haber permitido desde un principio que se contaminara de antros de dudosa reputación y changarros de mala muerte, que fue como echarle más leña al fuego.

Entre malandrines y servidores públicos, que son más o menos la misma cosa, terminaron por merendarse enterita la gallina de los huevos de oro.

Aaaah, pero veo a lo lejos una luz de esperanza que se agita en las calles del Barrio Antiguo... ¿O será un viene viene? No manches, qué batallar con estos gandules, por Dios.

Pero, a pesar de esas plagas, el Barrio está volviendo a brillar, gracias a que los restaurantes que lograron sobrevivir, junto a otros pocos envalentonados que se atreven a abrir, le están echando todos los kilos para resucitarlo.

Si no lo has hecho aún, te invito a barrer el Barrio, a recorrerlo con todo nuestro apetito. Hay que regresar ahí a cenar (y también a desayunar, almorzar y comer); es la única manera de acarrearle oxígeno al mero corazón de Monterrey. ¿Te late?

Todo en paz

Sí, yo soy una miedosa regenerada. Te confieso que a estas alturas todavía me daba cuiscuás ir de noche al Barrio, pero vencí mis temores y me fui a enfrentarlo durante varios días seguidos hasta curarme de espanto y enfermarme de encanto.

Sin duda, cambió mi percepción ¡y mi talla!, porque me di unos atracones maravillosos con la rica gastronomía que ahí se expone, mientras gozaba de una tranquilidad que me apaciguó hasta el espíritu.

Qué bellas y románticas son las noches en este barrio tan colonial e inspirador. Es nuestro pedacito del México mágico salpicado de resto del mundo. Es un poema de José Alfredo cantado por Eros Ramazzotti a ritmo de tango, donde se entremezclan el folclor de Oaxaca o la Huasteca Potosina con el romanticismo italiano y la fiesta gaucha.

Sé que tengo (tenemos) mucho por descubrir. Es una fascinación adentrarte en esos pasadizos empedrados de místicas fachadas del ayer; sin embargo, se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR