DE CONVICCIÓN LIBERAL / Transición cubana

AutorRoberto Newell

Mi esposa y yo acabamos de viajar a Cuba. Teníamos curiosidad de conocerla antes de que el deceso de los hermanos Castro precipite cambios políticos y económicos largamente pospuestos e indiscutiblemente necesarios.

Cuba, y especialmente La Habana, me provocaron tristeza. Es obvio que en los cincuenta la capital de Cuba era una de las ciudades más bellas del hemisferio, y probablemente del mundo. Su centro histórico tenía la simetría y colorido de las ciudades coloniales de España. Pero, tenía algo adicional que la distinguía de las demás ciudades coloniales del continente: su centro histórico (La Habana Vieja) estaba al fondo de una bahía estrecha que formaba un puerto natural seguro, sumamente útil para propiciar el transporte de mercancías y tesoros entre la Nueva España y el viejo continente.

La ventaja logística de La Habana propició que ahí se acumulara gran riqueza durante el periodo del auge azucarero de Cuba -siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Consecuentemente, La Habana tuvo los recursos requeridos para construir infraestructura urbana de clase mundial, como el Malecón y los dos fuertes que protegen al puerto de La Habana. Los recursos alcanzaron para construir opulentas colonias residenciales y de negocios en Miramar y Vedado. En la década de los cincuenta, el ingreso de los cubanos era uno de los más altos de América Latina. Ciertamente, era mayor que el de los mexicanos.

Por ello, da coraje transitar hoy por La Habana. La infraestructura urbana de la ciudad se está desmoronando; vastas zonas de la ciudad lucen peor que si hubieran pasado por una guerra y las bellas colonias residenciales y turísticas son una pálida sombra de lo que fueron en su momento.

En suma, si bien es cierto que la Revolución de Castro mejoró la distribución de ingresos del país y garantizó a su población acceso universal a servicios razonablemente buenos de educación pública y salud, también lo es que el ingreso promedio actual de los cubanos se estancó. Hoy, los cubanos ganan alrededor del 60 por ciento de los mexicanos. Los hermanos Castro destrozaron la economía cubana e instalaron una sistema político represivo, cuya única virtud es su longevidad. Para alcanzar el estándar de vida de México, Cuba tiene que instrumentar una transformación política y económica profunda, mucho mayor que las tibias reformas instituidas recientemente por el régimen castrista.

Para que Cuba vuelva a ser una de las economías más ricas del Continente, todo tiene que...

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