Contrapuntos / Ley de sociedades de convivencia

AutorAna Elena Cantú Torres y Juana María Nava Castillo

Ley frívola e injusta

Ana Elena Cantú Torres

Evadiendo a la sociedad mexicana y a la más elemental ética, la mayoría perredista y sus partidos satélites en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal impusieron de manera sectaria la falazmente llamada "Ley de Sociedades de Convivencia".

Con ello, el PRD busca favorecer a ciertas minorías con preferencias particulares y que no son representativas de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, estos grupos minoritarios forman parte de sus seguidores y militantes. ¿Será el costo que tiene que pagar por el apoyo en las calles y manifestaciones?

Es indicativo de las prioridades de estos grupos políticos e ideológicos que, mientras el Distrito Federal padece problemas y carencias graves acerca de las cuales urge legislar, se da el fast-track a esta ley frívola e injusta.

El impacto de esta acción legislativa es considerable, porque respalda la absurda pretensión de que las parejas homosexuales tienen derecho a ser reconocidas con un estatuto jurídico semejante al del matrimonio natural (único genuino y digno de este nombre y los privilegios y obligaciones específicos), y constituye además el primer paso de la estrategia para consagrar legalmente en nuestro país el "matrimonio" antinatural entre personas del mismo sexo.

Resulta claro que, con independencia de la orientación sexual e incluso del comportamiento sexual de cada uno, que todas las personas tenemos la misma dignidad humana fundamental y debemos gozar del mismo respeto. Pero no se puede pedir a la sociedad que reconozca la condición o el comportamiento homosexual como una modalidad del ser humano comparable, por ejemplo, a las diferencias naturales de raza o sexo.

Resulta engañoso el intento de hacer creer a la opinión pública que determinadas restricciones legales, como la prohibición del matrimonio y de la adopción, sean "discriminaciones injustas" para las personas homosexuales, ya que todo ciudadano mexicano, incluyendo las minorías homosexuales, goza hoy de todos y cada uno de los derechos humanos garantizados por la Constitución, por lo cual resulta patente la inutilidad de esta ley, a menos que su verdadero propósito haya sido ocultado.

El amor matrimonial implica la donación mutua y total, en cuerpo y alma, del esposo y de la esposa y que corresponde también a las exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a engendrar una persona humana, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca una serie de...

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