Contrapuntos / Primer informe

AutorJosé Luis Prado Maillard y Javier Hurtado

Cambiar el formato fortalecería el pluralismo en la República.

José Luis Prado Maillard

Bravo por la idea de debatir las políticas públicas frente a la representación nacional.

Este ejercicio es característico de una democracia y si presumimos de serlo, entonces debemos actuar consecuentemente.

El Presidente Felipe Calderón ha tenido un acierto al tomar la iniciativa de que sus acciones desarrolladas durante el primer año de su mandato puedan ser cuestionadas por los legisladores. Lo contrastante es que algunos parlamentarios sean hostiles hacia esta sana propuesta que fortalece la democracia mexicana en el seno de las instituciones políticas.

En los países desarrollados política y económicamente, que conocen de modelos de gobierno parlamentarios -con la excepción de los Estados Unidos de Norteamérica-, encontramos sesiones exclusivas de cuestiones al gobierno por parte de los parlamentarios, al menos una vez por semana. Las cuestiones no sólo se dirigen al Jefe de Gobierno, sino también a los miembros del Gabinete. Que esto suceda al menos una vez al año en México sería un buen comienzo.

Se dirigen al Primer Ministro preguntas en distintos parlamentos del mundo. En este formato, al igual que para tomar la tribuna parlamentaria, se inscriben por grupo parlamentario en una lista de cuestiones, mismas que formulan desde su curul. El Primer Ministro y los miembros del gabinete normalmente no conocen las preguntas que les formularán.

En México, la lógica congresional avanza hacia ese esquema. Recordemos que, en 1988, el entonces Senador de la República por el Distrito Federal Porfirio Muñoz Ledo interpeló al Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari en su toma de protesta. El tema de los cuestionamientos parece ser que se vuelve desde entonces una constante cada vez más presente. El pluralismo obliga; las buenas conciencias también.

El Gobierno de Vicente Fox no fue la excepción, más bien al contrario, los cuestionamientos se intensificaron en las dos legislaturas que conoció su mandato. El contraste de los gobiernos de Fox y de Calderón es justamente la manera de llevar las relaciones entre el Legislativo y el Ejecutivo, tan importantes para la gobernabilidad democrática, según sean buenas o malas.

Uno de los puntos que habría que tener en cuenta para este efecto es el formato del Informe, que bien puede ser diseñado para fortalecer a los parlamentarios que son los principales beneficiados, incrementando su poder de control a través...

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