Contracorriente / ¿Prospectiva o bola de cristal?

AutorFarid Kahhat

Fue en base a esas proyecciones que un exultante Nikita Krushev proclamaba en 1961 la competencia pacífica entre sistemas políticos y económicos.

Ya no haría falta destruir al capitalismo por la vía de las armas, dado que el comunismo lo "enterraría" por la vía del ejemplo: al constatar su incomparable desempeño, los pueblos del mundo buscarían emularlo.

Treinta años después la estadounidense seguía siendo la primera economía del mundo, mientras la Unión Soviética dejaba de existir.

Ahora sabemos que el prodigioso desempeño de la economía soviética tenía entre sus fundamentos fenómenos tales como el rebote estadístico usual en economías devastadas por una guerra, la explotación intensiva de recursos naturales, y el ingenio de funcionarios vanguardistas que inventaron la práctica que décadas después los ejecutivos de Enron bautizarían como "contabilidad creativa".

No niego que la prospectiva pueda ser una disciplina dotada de rigor intelectual, pero cuando ese es el caso solemos obtener un conjunto de futuros posibles cuyo grado de probabilidad dependerá de circunstancias siempre cambiantes.

Cuando en cambio se pretende predecir el futuro con certeza ineluctable, usualmente estamos más bien ante émulos de las Pitonisas en el Oráculo de Delfos.

Un ejemplo de ello es el caso de la evolución internacional en los precios del cobre. A mediados de la década del 70 un grupo de expertos reunidos en el denominado "Club de Roma" elaboraba una tabla de insumo-producto global, según la cual si el uso industrial de ciertas materias primas (entre ellas el cobre), seguía creciendo a tasas tan elevadas, las reservas disponibles se agotarían en cuestión de décadas.

Cuando los países exportadores se solazaban ante la perspectiva de obtener precios exorbitantes por su producción de cobre, sufrieron un amargo despertar cuando descubrieron que esos precios empezaban a caer en la década siguiente.

En 1986 Peter Drucker nos explicaba esa tendencia en un artículo aparecido en la revista "Foreign Affairs". Según este la tendencia a la baja en el precio de productos primarios como el cobre era estructural, debido al hecho de que, en sus palabras, "la producción de materias primas se ha 'desacoplado' de la producción industrial".

Ello a su vez se explicaba por tres procesos: de un lado, el crecimiento de una economía de servicios cuyo insumo esencial era el conocimiento aplicado, y no las materias primas.

En segundo lugar, el proceso de miniaturización de la...

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