CONTRACORRIENTE / Mitos sobre el programa nuclear iraní

AutorFarid Kahhat

Al revisar el entorno de seguridad en Medio Oriente, podría concluirse que la ambigüedad del régimen iraní en torno al propósito de su programa nuclear es un riesgo calculado. Al frente tiene a Israel y los Estados Unidos, países que en conjunto superan docenas de veces el gasto de defensa iraní. Ambos tienen armas nucleares, mientras Irán carece de ellas. Estados Unidos tiene bases militares en las inmediaciones de Irán, mientras que este último país no cuenta con base militar alguna fuera de su territorio. Los Estados Unidos han librado cuando menos cuatro guerras en poco más de dos décadas (además de otras formas de intervención militar), durante ese periodo Israel libró tres, Irán ninguna. El régimen iraní respalda a grupos irregulares armados rivales de Estados Unidos e Israel (como Hezbolá), pero esos países hacen algo similar respecto a Irán. Por ejemplo, funcionarios estadounidenses atribuyen a Israel el asesinato de científicos nucleares iraníes, y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha respaldado durante años a la organización Muyahidín Jalq, mientras se encontraba en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado de ese país. Y sin embargo el debate oficial en Estados Unidos e Israel jamás contempla la posibilidad de que las políticas de seguridad iraníes tengan un propósito defensivo antes que ofensivo.

Se suele decir que, en la hipótesis no demostrada de que el programa nuclear iraní tuviera un propósito militar, un Irán con armas nucleares no podría ser disuadido de utilizarlas. Es decir, el régimen iraní no tendría inconveniente en ver desaparecer de la faz de la tierra a su propio pueblo y a la milenaria civilización que encarna, si con ello lograra destruir también a sus enemigos. Luego entonces, habría que atacarlo antes de que esté en condiciones de producir armas nucleares. Se trata del mismo argumento que se esgrimió en Estados Unidos para justificar un ataque preventivo contra la Rusia de Stalin y la China de Mao. De hecho, individuos prominentes argumentaron la necesidad de atacar incluso cuando la Unión Soviética poseía ya armas nucleares. Por ejemplo, en un memorándum de 1953 dirigido al Estado Mayor Conjunto, el general Twining sostenía que, de no hacerlo, los Estados Unidos "habríamos confiado nuestra supervivencia a los caprichos de un pequeño grupo de bárbaros comprobados". Y el calificativo de "bárbaros" era más justificable en los casos de Stalin y Mao que en el de los Ayatolas...

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