CONTRACORRIENTE / Industrias extractivas y guerras civiles

AutorFarid Kahhat

Durante la década de los 90, diversos estudios de caso encontraron una elevada relación entre dependencia de industrias extractivas (V., minería e hidrocarburos), y la probabilidad de que un Estado padeciera un conflicto armado.

La explicación se basaba en algunas características que comparten esas industrias: en primer lugar, su concentración en un área geográfica particular. En segundo lugar, en su proceso de explotación los inversionistas privados suelen incurrir en costos hundidos elevados. Por último, son actividades que pueden generar rentas elevadas (es decir, retornos sobre la inversión mayores al promedio).

La concentración geográfica de esos recursos implica que un grupo insurgente podría apropiarse de ellos sin necesidad de lograr un amplio control territorial.

El que los costos hundidos sean elevados, podría implicar que los inversionistas privados continúen con la producción incluso en presencia de una conducta predatoria por parte de la entidad política que controla el área geográfica en la que operan. Incluso en aquellos casos en que los inversionistas privados no incurren en costos hundidos particularmente elevados (por ejemplo, la extracción de diamantes), podrían tener incentivos para continuar la producción en presencia de una conducta predatoria si los niveles de renta generados por la actividad extractiva son relativamente altos. Por último, si el área geográfica en la que se concentra el recurso es habitada mayoritariamente por miembros de un grupo étnico que no ejerce control sobre las rentas que este genera, se eleva la probabilidad de que una eventual guerra civil tenga un carácter secesionista (por ejemplo, Sudán del Sur).

Esta literatura no explica, sin embargo, por qué en varios países de América Latina una elevada dependencia de recursos extractivos no está asociada ni al inicio de guerras civiles, ni a la existencia de conflictos secesionistas. Pese a existir un gran número de conflictos sociales relacionados con las industrias extractivas, estos no han dado lugar a insurgencias armadas, ni se ha producido una guerra secesionista en la región desde el siglo 19.

Dos circunstancias históricas propias de la región contribuyen a explicar esa anomalía. La primera es que, mientras la mayoría de los Estados en Asia y África se crean recién a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, la virtual totalidad de los Estados latinoamericanos existen como entidades soberanas desde el primer tercio del siglo 19. No sólo...

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