Contracorriente / Chávez tiene una razón oscura para no callar

AutorFarid Kahhat

El 2003 Aznar sostuvo ante el Congreso español que era testigo de excepción de la evidencia que demostraba la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, para luego alegar que el también había sido víctima de un engaño.

Y hasta el día de hoy insiste en que la ETA estuvo involucrada en los atentados del 11 de Marzo de 2004 en Madrid, pese a que no existe evidencia alguna que confirme esa presunción.

Pero claro, el sentido de la prudencia en Hugo Chávez es tan volátil como el sentido de la realidad en José María Aznar. Y en lugar de constatar, Chávez se dedicó a vituperar e interrumpir. Hasta que un monarca fuera de sus casillas le espetó el que, francamente, será el único momento memorable de una cumbre por demás anodina: "¿Por qué no te callas?" Se trataba de una pregunta trivial, dado que la respuesta dista de ser un misterio: sí se callara, dejaría de ser Hugo Chávez. Aunque a la psicología del personaje habría que añadir el cálculo político: Chávez medra de la polarización política que genera su exuberancia retórica.

Antes que a la persuasión racional, apela a una descalificación flamígera que coloca a sus críticos del lado opuesto de esa valla imaginaria que separa a los "revolucionarios" de los "cachorros del imperio" (sic).

La respuesta posterior de Chávez, a diferencia de la increpación real, trasciende el ámbito de lo anecdótico: a partir de ahora, las empresas españolas radicadas en Venezuela deberán "rendir más cuentas" (sic).

Dado que esas empresas no disfrutan de un trato preferencial (y rinden por ende todas las cuentas que exige la ley), esa respuesta no puede entenderse sino como una vendetta política. Lo cual a su vez revela dos rasgos medulares del régimen venezolano: en primer lugar, el poder discrecional que posee su Presidente.

A diferencia de un Estado de derecho, la vigencia de los contratos en Venezuela no depende de un marco legal amparado por un poder judicial independiente, sino de la voluntad omnímoda del gobernante.

A su vez Hugo Chávez posee un control discrecional sobre el proceso político venezolano, debido a un proceso en curso en la economía mundial sobre el cual no tiene mayor control: la alta cotización internacional de las materias primas en general, y del petróleo en particular. Este último es un recurso que representa algo más de un tercio de la economía venezolana, más de la mitad de los ingresos fiscales, y más de dos tercios de las exportaciones. Y es además un recurso que, en lo esencial...

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