El contenido de la revolución mexicana en la reforma política

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AutorRodrigo González Zaragoza
CargoLicenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Actualmente participa como académico de asignatura.
Páginas1-12

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Antecedentes

Tratar de adivinar el futuro de México es una tarea compleja en la situación social que se encuentra, y más aún se torna imposible si se desconoce por omisión o por ignorancia la historia cultural y política que le ha dado vida a las instituciones que son pilares estructurales del Estado Mexicano, desde su consolidación en el siglo XIX en tiempos de la Segunda República, cuando nace como resultado del triunfo del Ejército Liberal Mexicano sobre las tropas conservadoras y demás potencias extranjeras que pugnaban por el retorno de las formas imperiales extranjeras.

Inmediatamente después del triunfo, los liberales federalizaron y desconcentraron el poder público para darle juego a las provincias (aunque la figura presidencial Page 2 siempre iba a tener un peso máximo y específico), sometiendo al escrutinio público a todos los poderes constitucionales a elección popular, incluyendo a la Suprema Corte de Justicia.

El modelo Republicano siguió su curso en la vida de la esfera pública hasta la llegada del Porfiriato, donde la concentración de poder hizo del culto a la personalidad una forma caudillista de ejercicio del poder de Estado al servicio de una sola voluntad. Durante el gobierno bajo el modelo republicano surgido de la Constitución de 1857 seguía vigente, con excepción de la figura presidencial. Así, en el año 1894 fue eliminado el principio que prohibía la reelección del Presidente. Lo que generó que "en 1910, el concierto político y social de México no podía ser ya el correspondiente a una eufonía espiritual, ni a la representación armónica de fuertes y débiles, ni a la unidad de un carácter nacional, ni a las vibraciones de los ayes y contextos de la sociedad, ni al a sinergia de una política crítica"1.

Antes de su derrumbe, el sistema se enfrentó a los partidos opositores antirreeleccionistas, quienes tenían como líder a Francisco I. Madero, iniciador de la Primera Revolución Social del Siglo XX, cuyo lema resumía: Sufragio efectivo. No reelección.

La perversidad y las mieles del poder no tardaron en posesionar el ánimo de los dirigentes pos-revolucionarios, pues, embrujados por la silla presidencial se dieron cuenta de lo que tanto disfrutó Porfirio Díaz, y sólo algunos años después del triunfo revolucionario, el General Álvaro Obregón reformó el Art. 83 de la Page 3 Constitución vigente en 1927 para reelegirse, no consecutivamente, sino de una manera alternada por breves periodos de cuatro años. Después de imponer en el puesto máximo del país a su incondicional el General Plutarco Elías Calles (emulando el primer periodo presidencial de Porfirio Díaz en el año 1880 impuso, a su vez, a su compadre "El Manco", Manuel González, para después de cuatro años regresar al tan anhelado trono presidencial que nunca abandonó) la aventura de Obregón terminó en tragedia con el magnicidio cometido por León Toral. Inmediatamente, Calles entendió el mensaje que los sectores duros del país le enviaban a los dueños del poder y decidió, inteligentemente, no caer en la trampa e impuso, en tan solo cuatro años (1928 a 1932), a tres presidencias esporádicas conocidas como el Maximato. Ante la inminente llegada del Cardenismo en el año de 1933 reformó nuevamente la estructura política mediante la prohibición expresa, en la Constitución General de la República, a la No Reelección para dar paso fiel y definitivo, y por fin dejar en claro el contenido programático de los postulados revolucionarios proclamados por Madero, sólo casi veinte años después de la muerte del apóstol de la democracia en México.

Ahora, a casi ochenta años de la caída del porfiriato, se plantea nuevamente la Reelección de alcaldes y legisladores mediante un decálogo de buenos deseos con planteamientos contradictorios e incompletos en su contenido. Veamos por qué. Page 4

I El contenido de la revolución mexicana

México siempre ha sido un país en guerra total o parcial, tanto en su geografía territorial como en su estructura de clases, desde la colonia virreinal hasta nuestros días. Son doscientos años de lucha continua y sangrienta, llena de rencores, traiciones y sobre todo de una historia marcada por la división interna.

El siglo XIX dejó en claro que fuimos capaces de independizarnos de los poderes reales (Corona española) y fácticos (Jerarquía eclesiástica y militar), aunque costó muchas vidas humanas y muchos años de lucha.

Así mismo, a comienzos del siglo XX, el programa revolucionario en México dejó claros varios principios establecidos y preservados hasta la fecha, en nuestra Constitución.

Dichos principios fueron enarbolados por el...

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