Conquista el trío al mujerío tricolor

AutorGuillermo Rivera

Después del incidente en el acto con Francisco Labastida, en donde a Jorge Arana le sonrojaron los aplausos y las porras de su propia gente, la solemnidad de la pasarela priísta se olvidó. Hoy, el griterío está desatado, y hasta José Luís Leal Sanabria ya trae su porra.

Ayer mismo, las mujeres se desbarataban por oírse más y más fuerte, por hacer sentir que el grito de "Ibarra, Ibarra" era superior que el de "Arana, Arana", y viceversa.

En tanto, los precandidatos midieron su sex appeal, su "pegue político" ante las numerosas damas priístas que atiborraron el diminuto auditorio del tricolor.

Los aspirantes llevaron a sus esposas, unos y otros fueron respetuosos con todas ellas, las saludaron, les dedicaron sonrisas y párrafos en el discurso.

No paró ahí la cosa.

Habló primero Leal Sanabria. Leyó otra vez su discurso, pero le imprimió un estilo emotivo. El acto se prestaba. La mujer es primero emotividad, luego todo lo demás.

Fue así que Leal mencionó a su madre, doña Beatriz Sanabria, y conmovió con su agradecimiento.

El segundo énfasis conmovedor Leal lo subrayó al mencionar a su familia, a su esposa y a sus hijas. Se supo así que ese político serio, alto, y demasiado formal, tiene una esposa que estudió dos carreras y que también es maestra universitaria. También se supo que a Leal le duele que una de sus dos hijas viva en otra ciudad por motivos de su profesión.

La comparecencia sirvió para mostrar a un Leal más humano, y esa imagen distó mucho del acartonamiento anterior de su presencia.

Luego vino Enrique Ibarra. Leyó su discurso, pero procuró imprimirle énfasis.

El político decidió incluir en su propuesta una larga lista de las mujeres firmantes que le dieron su aval para el registro. Luego de presumir el privilegio, engarzó su discurso con el oasis político que les espera a las mujeres de Jalisco si él resulta ungido. Hizo diez propuestas, y remató con una frase de Ramón López Velarse: "tu vales por el río de las virtudes de tu mujerío".

Salió entre aplausos. Los suficientes.

De nuevo, Leal e Ibarra se vieron...

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