Conquista espacios la novela gráfica

AutorJorge Ricardo

Desde mayo pasado los "libros de monitos" se encuentran en la Biblioteca Nacional de México. No es cuento, sino el apartado "Novelas gráficas" que inició con Gris, de Tony Sandoval, y siguió con Operación Bolívar, de Edgar Clement, y Cuatro manos, de Paco Ignacio Taibo II, publicaciones que, bajo un nuevo nombre, impulsan ese género literario en el País.

"Las bibliotecas las desconocían y las mandaban al área de revistas o de periódicos. La editora de Caligrama, Sonia Batres, cabildeó para que se les reconociera como un lenguaje completo, a la par de las novelas a secas", dijo Luis Gantus, director de relaciones públicas de esa editorial.

Con pequeñas diferencias, quienes realizan novelas gráficas, las definen como historias de largo aliento, publicadas en formato de libro e ilustradas con el lenguaje del cómic, donde dibujo y texto se complementan.

El término no es nuevo. En 1978 el estadunidense Will Eisner (1917-2005) publicó Contrato con Dios e incluyó "novela gráfica" en el subtítulo. En 1992, Maus, de Art Spiegelman, sobre el drama judío en Auschwitz, ganó el premio Pulitzer. Aunque Gantus agrega que la revista mexicana Pepín, publicada de 1936 a 1954, se anunciaba como "Diario de novelas gráficas propio para adultos".

El género en otros países evolucionó pero en México se siguió tratando al cómic como "cuentitos", monitos o historietas.

"Al cómic le pasó lo mismo que al cine: decías 'cine mexicano' y se pensaba en el de ficheras", indica Bachan, autor de la novela Vinny, el perro de la Balbuena.

Lo que es nuevo es el interés de las editoriales por la novela gráfica o por integrar en un libro todos los capítulos de una historia que se hubieran publicado en diarios o revistas. En 2006 se creó Caligrama, especializada en novelas gráficas y, después de 10 años, Resistencia comienza a editarlas. Almadía planea comenzar el próximo año y empresas más grandes como Sexto Piso y Grijalbo han adaptado clásicos en ese formato, por lo que se habla de un "resurgimiento" en el País, pero que genera desconfianza inclusive en los mismos autores.

"El término 'novela gráfica' es una etiqueta de mercado de las editoriales, aprovechando que Hollywood ha filmado historias como Sin City y 300, de Frank Miller; sirve para ingresar a las tiendas de libros y a un mercado de gente adulta que tiene el poder adquisitivo", dice Edgar Clement, cuya obra Operación Bolívar, publicada en 1995, es considerada la primera novela gráfica mexicana.

"Coincide con que...

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