Reportaje/ Conquista altares en NY la Virgen Morena

NUEVA YORK.- La Iglesia católica de Santa Cecilia, situada en un edificio del Siglo 19 en el distrito neoyorquino del East Harlem, se ha quedado sin espacio. No para los parroquianos sino para sus iconos.

Todo comenzó a mediados de la década de los 90, cuando los parroquianos mexicanos reservaron una esquina para dedicarla al santuario de su santa patrona, la Virgen de Guadalupe. Poco tiempo después, los parroquianos de raza negra se apropiaron de otra esquina de la iglesia para instalar un santuario a San Martín de Porres, el asceta de origen peruano y dominicano que asistía a los enfermos y desventurados en los Siglos 16 y 17.

Ahora los devotos puertorriqueños y ecuatorianos están haciendo gestiones con el fin de conseguir espacio para sus propias patronas, la Virgen de la Providencia para los boricuas, la Virgen del Cisne para los ecuatorianos.

El Reverendo Francis Skelly, sacerdote de Santa Cecilia, apenas puede seguirle el paso a tanta devoción.

En enero pasado, dijo el sacerdote, regresó de vacaciones para encontrar una estatua de un niño Jesús de porte real sobre uno de los altares laterales. Sospechó del pequeño pero poderoso contingente filipino de la iglesia, los filipinos cantan en el coro, así que la estatua del niño Jesús, con su corona, su traje dorado y su peluca de largos caireles, permanece donde apareció milagrosamente, mientras el desconcertado sacerdote decide qué hacer.

"No lo veo", manifestó Skelly impasible. "No quiero entrar en eso".

Desde hace mucho tiempo los inmigrantes católicos han llevado devociones regionales de sus países de origen a la ciudad de Nueva York. Construyeron parroquias con los nombres de patronos como San Patricio (irlandeses), San Bonifacio (alemanes) o Nuestra Señora de Monte Carmelo (italianos).

Pero en la actualidad, con las mismas iglesias alojando a más de un grupo de inmigrantes, algunos sacerdotes de parroquia dicen que los grupos de fieles están reclamando tanto espacio como tiempo dentro de las parroquias para sus propios santuarios y para las fiestas de sus santos patronos, a veces con un fervor renovado sólo por la competición.

En parroquias como Santa Cecilia, los sacerdotes dicen que no hay duda de quién es responsable del renovado interés en los santos patronos: los inmigrantes mexicanos que llevaron con ellos su extraordinaria devoción por la Virgen de Guadalupe, la santa patrona de México.

"Más que cristianos, los mexicanos son guadalupanos", sentenció el Reverendo Luis Caro, un...

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