El Congreso Constituyente y la carta de 1857

AutorHoracio Labastida Muñoz
Páginas311-352
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El Congreso Constituyente y la carta de 1857
Entre el 18 de febrero de 1856, fecha en que se efectuó la solemne aper-
tura de sesiones del Congreso, y el 5 de febrero de 1857, día en que los
diputados y el presidente de la República firmaron la nueva Constitución,
los representantes del pueblo discutieron, en ocasiones con violencia ex-
cesiva, los puntos doctrinales de los modelos políticos elaborados en las
primeras décadas de ese siglo. Sería ingenuo suponer que el Constituyen-
te fue una reunión homogénea y armoniosa de liberales dispuestos a
transformar las ideas progresistas en normas jurídicas. Las cosas no fueron
así. Los debates entre puros y moderados llegaron a situaciones irreduc-
tibles, y más de una vez la estrategia de los conservadores estuvo a punto
de llevar al fracaso los propósitos de la revolución de Ayutla. Estas difi-
cultades no fueron las únicas también hubo de sortearse la mal disimu-
lada tensión entre el gobierno de Comonfort y el grupo más avanzado
del Congreso. Sin embargo, los liberales lograron una victoria innegable.
En la Constitución de 1857 se resolvió la antinomia entre centralismo y
federación; junto con el régimen federal, se adoptaron los principios de la
democracia. Así fue expresamente declarado en el manifiesto del Congre-
so Constituyente a la nación, en 5 de febrero de 1857. El documento fue
redactado por Francisco Zarco y leído por él mismo a la asamblea en esa
fecha. Antes, en alocución preliminar, dijo que había sido “honrado por
el Congreso con el encargo de redactar el manifiesto que debe preceder
a la Constitución”, que “desconfiaba mucho de su trabajo y pedía que
fuese examinado por la mesa o por alguna comisión antes de darle a luz.28
El texto fue publicado con las firmas de León Guzmán en su carácter de
vicepresidente del Congreso y los señores Isidoro Olvera y Antonio Gam-
boa, como diputado secretarios.
El manifiesto contiene algunas ideas que merecen especial comen-
tario por cuanto muestran, en apretado resumen, algunos aspectos de la
teoría que inspiró a la mayoría de los representantes durante las largas
28Francisco Zarco, Historia del Congreso Extraordinario Constituyente (1856-1857), México,
1956, pp. 1259 y 1260.
Docume ntos par a la His toria del México Independ iente |
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controversias ocurridas en el Congreso. Aun cuando es evidente que las
principales tesis del documento hallaron vivas oposiciones y reticencias en
las agitadas sesiones de los diputados, las doctrinas que en él se exponen
adquieren peculiar relieve en el propósito de comprender mejor las condi-
ciones de esa época.
No cabe interrogar si el Congreso sintió
y vivió la democracia con sentido místico.
Cuando en el manifiesto acuden las ideas
del pueblo y soberanía se percibe un calor
emocionado y un timbre vibrante de tonos
patrióticos. “La promesa del Plan de Ayutla
–afirman los constituyentes– está cumplida.
Los Estados Unidos Mexicanos vuelven al
orden constitucional. El Congreso ha san-
cionado la Constitución más democrática
que ha tenido la República; ha proclamado
los derechos del hombre; ha trabajado por la
libertad; ha sido fiel al espíritu de su época, a
las inspiraciones radiantes del cristianismo,
a la revolución política y social a que debió
su origen; ha edificado sobre el dogma de la
soberanía del pueblo, y no para arrebatár-
sela, sino para dejar al pueblo el ejercicio
pleno de su soberanía”. La declaración fue
firme, enérgica y categórica: la soberanía del
pueblo es un dogma y por ello su respeto resulta condición sine qua non de
una vida social estable, justa y progresista. La soberanía del pueblo –se dice
en el manifiesto– es “una verdad luminosa e incontrovertible”, de la que, a
manera de premisa mayor del orden nacional, derivarán las instituciones,
los poderes, la administración, las garantías individuales, la legislación se-
cundaria y los cambios constitucionales. “Todos los poderes se derivan del
Francisco Zarco.
Óleo de Juan María Pacheco.
Una de las más recientes ediciones conocidas
de la Crónica del Congreso Extraordinario
Constituyente, 1856-1857 de Francisco Zarco,
fue publicada con estudio preliminar, texto
y notas de Catalina Sierra Casasús por
El Colegio de México. México, 1957. N.E.

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