Conecta su novela un gancho al lector

AutorErika P. Bucio

Alejandro Carrillo, de 35 años, pelea y escribe. Lo hace los sábados en un taller que da en un gimnasio de box. Una hora de box y dos horas de narrativa. Piensa que escribir y boxear son igual de salvajes. La escritura de pelea.

"La lesión es el concepto más importante, explica el escritor. "Cuando el boxeador se sube al ring, ve al rival cuidándose las costillas, mas le da ahí para noquearlo. En la escritura de pelea se trata de hacer lo mismo con lo que duele.

"Escarbar y escarbar para poder alumbrar esa herida. No es una literatura inofensiva. Es bastante riesgoso subirte al ring y escribir de lo que te duele. Te pueden dar en la madre, dice.

Su lesión era la relación con su padre. Hubiera querido que lo guiara mucho más, que estuviera mucho más presente. Carrillo se agarró de ídolos, de ideales, quiso parecerse a Jack Kerouac para salir de la adolescencia y comenzar a vivir.

En el antebrazo izquierdo lleva tatuados el Empire State, el Monumento a la Revolución, una máquina de escribir y una sola línea, inconfundible: "How does it feel.

Con su primera novela, Adiós a Dylan, ganó por nocaut el Premio Mauricio Achar de Literatura Random House 2016. "Una buena señal después de seis años y siete borradores, dice. Estaba en una biblioteca en Mixcoac cuando le avisaron. Tenía en las manos la primera biografía de Bob Dylan que leyó para la novela. Leyó en total 30. Descargó 30 gigas de grabaciones piratas de conciertos. Se atascó al máximo...

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