Sobre la condonación de impuestos y otras cosas

Fecha de publicación09 Octubre 2019
AutorManuelAjenjo

Cada vez que me entero de que la Secretaría de Hacienda implementa —por lo general al principio de un sexenio— un programa de borrón y cuenta nueva en el pago de impuestos muero del enojo y me digo a mí mismo: pendejo, pendejo, pendejo, hasta el cansancio por no ser de los afortunados que no pagaron un centavo al fisco durante mucho tiempo y que con la promesa de que en adelante pagarán fueron perdonados.

Pero al parecer con el gobierno de la Cuarta Transformación, el perdón en cuestión de impuestos no existe, por el contrario ha permitido que la organización de la sociedad civil, Fundar, haya publicado una gran lista de empresas y personas físicas a las que, gobiernos anteriores, condonaron impuestos. Es obvio que la lista salió del Sistema de Administración Tributaria (SAT), la precitada organización no gubernamental sólo fue el conducto para hacer público el listado. No me hagan mucho caso, pero hay momentos en los que pienso que el dar a conocer a los perdonados se hizo con el malvado objetivo de que los que pagamos impuestos sintiéramos envidia o rabia —de la buena—, porque la dispensa de impuestos es un hecho irreversible. Palo hacendario dado, ni Dios lo quita.

Como se sabe, fueron cientos de miles de millones de pesos los conmutados por los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. El haberse acogido a un programa absolutorio de las contribuciones que cobra el Estado es legal. La pregunta es si resulta ético y acorde con los valores morales que pregonan las empresas y los individuos beneficiados con el perdón. Según se supo hubo empresas a las que se les dispensó de esta obligación —o se aminoró la carga tributaria— ante el argumento de ser fuentes de empleos y, por lo mismo, creadoras de contribuyentes cautivos. Termino el párrafo con la frase atribuida al célebre e influyente economista inglés John Maynard Keynes (1883-1945): “Evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa”.

No voy a publicar aquí nombre alguno de la lista divulgada porque en ella, aunque sí son todos los que están, no están todos los que son. Lo único que se me ocurre al leer los nombres de las personas morales y físicas enlistadas es inferir que los ricos no son como nosotros los de clase media, ellos pagan menos impuestos.

Pretextos no faltan para los evasores reivindicados —eso es lo que son: fueron errores de mi contador— dicen algunos. Tengo tanto trabajo que se me olvidó pagar —argumentan otros. Los que tal vez...

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