Concluye para Cavallo su estancia en México

AutorAbel Barajas

Antes de cruzar el Atlántico, Ricardo Miguel Cavallo escogió vestir el mismo traje negro que usó el día en que fue capturado en Cancún, el 24 de agosto del 2000. El vestuario de la frustrada huida a Argentina fue también el de su extradición a España.

Partió con una maleta deportiva negra, una cartera con mil 270 pesos, una agenda, su reloj Cassio, una medalla, su pasaporte y una identificación. En el equipaje del argentino había también una imagen de San Martín de Porres, el santo peruano al que se encomiendan los pobres y los enfermos.

El ex director del Registro Nacional de Vehículos no era precisamente un pobre. En México encabezó un negocio en el que invirtió con sus socios 400 millones de pesos. Y a pesar de que padeció gastritis en días recientes, tampoco era un enfermo.

El examen médico que le aplicó Francisco Escobar Valdés, subdirector de medicina forense de la PGR, concluyó que al ex militar "se le encontró físicamente íntegro, clínicamente sano, sin huellas de lesiones externas traumáticas recientes".

La primera vez que Cavallo pisó el hangar de la PGR, cuando lo trajeron de regreso de Cancún, llevaba en sus manos una maleta, su saco y la gabardina. Ayer, en su despedida de México, unas esposas de metal.

Su maleta fue cargada esta vez por un policía. No pesaba, porque solo contenía un pantalón, una camisa, una playera, un cepillo de dientes y algunos artículos de higiene. Las prendas menores, incluido el santo mulato, iban en un sobre amarillo.

Cavallo fue despertado a las 6:00 de la mañana en la celda 3 del Reclusorio Oriente y a partir de ese momento inició una cuenta regresiva de 7 horas para subir al avión que lo llevaría a Madrid.

Cambió el uniforme caqui de interno por su traje oscuro, camisa blanca y corbata azul marino con detalles, después de que llegaran al penal 20 elementos del Grupo de Operaciones Especiales de la AFI, quienes arribaron a las 7:45 de la mañana bajo el mando de Javier Garza Palacios.

Jesús Armando Caballero Pérez y Víctor Manuel Cañedo Verduzco, elementos de la Agencia Federal de Investigación, fueron los policías comisionados por la PGR para sacarlo del reclusorio a las 9:04 de la mañana. El otrora empresario salió esposado y con chaleco antibalas de doble fondo.

En su traslado, Cavallo permaneció casi mudo e inmutable. En el trayecto al aeropuerto hizo apenas un comentario a sus custodios. Visiblemente molesto -según uno de sus acompañantes- el argentino manifestó su enojo por el hecho de que su...

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