Conciben la muerte como metamorfosis

AutorJulieta Riveroll

Tras su acercamiento con la metafísica oriental, el escritor Julio Cortázar comenzó a despojarse del miedo a saltar al vacío, fue así que llegó a concebir la muerte como una metamorfosis y no como un fin.

Entre las diversas reflexiones vertidas en sus obras literarias, así como en epístolas y entrevistas, el autor de Rayuela evidencia su condición de poeta y su profunda religiosidad, aspecto que le ha interesado destacar al escritor Ignacio Solares, según la imagen que de él se ha formado.

Más allá de sus creaciones narrativas y de su militancia política, Cortázar fue un hombre de fe, aunque alejado de toda concepción religiosa tradicional; y ante la posible existencia de Dios señalaba: "creo que hay un capitán en el barco".

"Al principio hablaba de Dios explícitamente; con el transcurso del tiempo, la fe en él fue adquiriendo otros nombres y formas, se interesó por el budismo y por un socialismo fundamentado en el intento de comunión de los hombres", dijo Solares.

Con base en las percepciones que el novelista argentino tuvo sobre la muerte y la vida después de la vida, el también coordinador de Difusión Cultural de la UNAM elaboró su Imagen de Julio Cortázar (FCE-UNAM).

"Por encima de todo quise ver el desarrollo religioso de un poeta, de un ser visionario que nos enseñó a ver una realidad paralela a la nuestra", afirmó.

Cortázar se pasó la vida creyendo en la ilusión de vencer la muerte, comentó, porque sabía que ello significaba luchar contra la infelicidad, contra el dolor y la angustia a la separación: "Si llegáramos a acercarnos a la muerte cada vez más, a adherirnos a ella privándola de sus armas favoritas, el tiempo y el dolor, el conocimiento y el dolor, acabaríamos por vencerla".

En sus tiempos de estudiante universitario, Solares tuvo oportunidad de aproximarse a quien fuera de una de sus mayores influencias no sólo literarias, sino de vida al salir de una presentación de Rayuela en la Facultad de Filosofía y Letras.

"Por lo menos a mi generación nos enseñó a oír música, a ir al cine, a beber ron cubano, fumar, conocer París y la nostalgia", agregó el narrador chihuahuense.

Solares comenzó a leer a Cortázar desde que tenía 15 años, cuando casi nadie lo leía, de ahí que en una librería de San Juan de Letrán los tomos de Bestiario permanecieron un par de años sin venderse.

No fue, sin embargo, hasta que leyó las cartas publicadas recientemente de Aurora Bernárdez, ex esposa de Cortázar, y el crítico literario Saúl Yurkievich, que...

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