Completan perfil de Juan Soriano

AutorOscar Cid de León

Un aspecto poco difundido de la obra del mexicano Juan Soriano (1920-2006) asoma desde jueves en el Museo Soumaya: su faceta religiosa.

Se trata de un matiz escasamente divulgado, indica Marek Keller, compañero y representante del artista por más de veinte años.

Entre pintura, dibujo y escultura, la retrospectiva denominada Juan Soriano, santo y seña difunde un total de 180 piezas, entre las que se encuentran cinco obras que el creador proyectó en 1982 como bocetos para un encargo que le hiciera la Capilla de San Benito en París.

Nunca antes expuestas, Keller señala que dichas piezas sirvieron para elaborar el mismo número de tapices que, en conjunto, registran las catorce estaciones de la Pasión de Cristo, acompañadas por dos elementos externos: un San Benito y una Virgen con el Niño.

"Éstas son unas de las muy pocas obras de tema religioso (en la producción de Soriano); estaban guardadas en el taller de París desde que se hicieron", explica.

"En mi último viaje las vi y pensé que sería maravilloso enseñarlas, porque son muy raras. No conocemos muchas obras de Juan con este tema, son casi inexistentes".

La Fundación Juan Soriano y Marek Keller aporta a la muestra inaugurada en el recinto de Plaza Loreto cerca de 100 obras de variados temas, entre las cuales figuran también bocetos escenográficos y de vestuario realizados entre 1956 y 1973 para el proyecto lírico-dramático Poesía en Voz Alta, donde participaron escritores y artistas como León Felipe, Octavio Paz, Juan José Arreola y Leonora Carrington.

De la colección del Museo de Arte de Filadelfia se expone La niña muerta, uno de los óleos más representativos de la retrospectiva, según la curadora Mónica López Velarde, realizado cuando el artista tenía 18 años de edad.

"Si ves ese cuadro, te das cuenta que la niña tiene en (los orificios de) su nariz algodoncitos. Juan me decía que la obra espantaba un poco a la gente, aun cuando el tema de la muerte es muy común en México".

"Yo te lo compro, le decía la gente, pero quítale ese algodoncito de la nariz", recuerda Keller. "Juan, por supuesto nunca pudo hacer una cosa semejante, y el cuadro esperó bastante para agarrar su propio camino ya lejos del estudio".

Desde telas elaboradas en su juventud hasta óleos que dejó inconclusos (como Caballo y Retrato de Rufino Tamayo y Olga, también inéditos), la retrospectiva abarca más de siete décadas de ejercicio plástico (1934-2005).

La exposición pone énfasis en dos momentos estilísticos importantes...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR