?Nada compensa el secuestro?

José Meléndez, enviadoBOGOTA, Colombia, septiembre 29 (EL UNIVERSAL).- Cuando el teniente coronel Luis Mendieta Ovalle fue secuestrado el 1 de noviembre de 1998 con otros 60 efectivos por las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en un mortal ataque de más de 2 mil rebeldes a Mitú, pueblo suroriental colombiano, tenía 41 años, era comandante policial y sus hijos gozaban días de adolescencia y aventuras colegiales: José Luis iba a cumplir 14 y Jenny tenía 12.

Ascendido a brigadier general en 2009, fue liberado el 13 de junio de 2010 ?un mes antes de cumplir 53? en un operativo del ejército en el suroriente tras 11 años, 7 meses y 13 días de secuestro. Sin olvidar a policías, soldados y civiles que murieron aquel día de 1998, regresó a la libertad convertido, según su recuento, en el militar de alta graduación con más tiempo como rehén de una guerrilla en todo el mundo y en el oficial castrense colombiano en activo de mayor rango que las FARC secuestraron en más de 52 años de guerra en Colombia.

Al ser liberado, José Luis ya tenía casi 26 y Jenny casi 24.

?Me perdí su tiempo de estudio en secundaria y universidad?, lamentó Mendieta, ahora mayor general en retiro, en una entrevista con EL UNIVERSAL. ?Cuando fui rescatado, él ya era abogado y la niña ya era veterinaria. Por algunos mensajes estando secuestrado me enteré de sus estudios pero luego estuve incomunicado con otros rehenes y nunca supe que terminaron sus carreras?, contó. Mendieta describió múltiples actos de agresión que soportó en cautiverio en la jungla colombiana y aunque padece las huellas de esos hechos, la separación a la fuerza de su familia por tanto tiempo le duele más y nunca dejará de atormentarlo. ?La familia es torturada por una situación de estas?, dijo.

?Sufrimos tratos crueles, inhumanos, degradantes, torturas al caminar permanentemente todos esos años por la selva, con toda clase de enfermedades, atados con cadenas y candados a árboles, encerrados en jaulas como las de la Segunda Guerra Mundial en campos de concentración, aquí a menor escala. Jaulas rodeadas con malla y alambre?, narró.

Desasosiego. Casado con la colombiana María Teresa Paredes, madre de sus hijos, el general, como se le conoce, explicó que ?todavía me sueño secuestrado, con las cadenas con los candados, amarrado a los árboles y mi esposa es la que me despierta de esas pesadillas por esos crímenes de lesa humanidad. Las secuelas quedan de por vida?.

Y expuso: ?Fueron casi...

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