Comparten el éxito gracias a la intriga

AutorFidel Orantes

Las intrigas políticas no respetan nacionalidad: lo mismo se dan en el parlamento inglés que en el congreso de Estados Unidos, y prueba de ello es la serie House of Cards.

Basada en la novela homónima del británico Michael Dobbs, la BBC creó en 1990 una miniserie de cuatro episodios, protagonizada por Ian Richardson (102 Dálmatas y Desde el Infierno).

La trama central giraba en torno a Francis Urquhart (Richardson), un miembro del partido conservador que tras la renuncia de la Primera Ministra Margaret Tatcher, hace todo lo posible porque Henry Collingridge (David Lyon) ocupe la vacante, con el objetivo de obtener un puesto importante dentro de su gabinete.

No obstante, la política es un juego de favores que no siempre se devuelven, y cuando Urquhart no consigue un lugar con el nuevo gobierno comienza una venganza fundamentada en una campaña de desprestigio contra el recién electo mandatario.

Casi 23 años después, David Fincher produjo para Netflix la versión estadounidense de House of Cards, y el argumento ha probado ser tan efectivo como hace dos décadas.

En esta ocasión, Kevin Spacey da vida a Frank Underwood, un congresista demócrata de Estados Unidos para quien la promesa de ser Secretario de Estado solamente queda en el aire, por lo que, al igual que su símil británico, toma revancha contra aquellos que lo traicionaron.

"Spacey parece quitarse el sombrero de manera cariñosa ante la inolvidable actuación de Richardson, pero después desvía la moneda hacia un fascinante y contemporáneo manipulador por sí solo.

"Si Urquhart era pálido y frágil como un retrato en su tumba, Underwood tiene, a pesar de sus camisas almidonadas y trajes sastres, algo pantanoso en él", consideró el crítico Benjamin Secher en The Telegraph.

En ambas producciones, los protagonistas cuentan con la ayuda de una joven reportera, quien es utilizada por el político como arma contra sus enemigos. Susannah Harker interpretó a Mattie Storin en la versión británica, mientras que Kate Mara encarna a Zoe Barnes en la producción de Netflix.

Aunque son casi idénticas en su estructura, una diferencia se da en el papel que juega la esposa del político: en la emisión de 1990, Elizabeth (Diane Fletcher) brindaba apoyo total a su marido, mientras que en la actual, Claire (Robin Wright) está más inmersa en sus asuntos.

"Su rol es más grande, pero es de menos apoyo y comete continuamente más estupideces que en la versión original", advierte Rich Johnston en el sitio Bleedingcool.com

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