Comparte su pasión por el arte virreinal

AutorMariana Figueroa

Los espacios culturales en Monterrey han visto pasar por sus galerías importantes piezas de colecciones privadas desde hace más de una década.

No obstante, en el último año, la promoción de la cultura en la sociedad de parte de los coleccionistas destaca con representativas muestras cuyas piezas tienen dueño regiomontano.

Para muestra, cabe citar algunas exposiciones como el magno proyecto "Siglo XX: Grandes Maestros Mexicanos", cuya tercera de cuatro partes se exhibe en Marco.

Esta exposición es un recuento de la plástica nacional, conformado mayormente por piezas de colecciones privadas, algunas regiomontanas, que plantearon un reto titánico para su curador, Guillermo Sepúlveda.

"Piezas Selectas de Colecciones Sampetrinas" fue la muestra con la que el Museo El Centenario celebró sus primeras dos décadas de vida en diciembre del año pasado, gracias a 38 coleccionistas sampetrinos.

En la expo participaron piezas pertenecientes a Mauricio Fernández, Alejandra Sada, Rogelio Sada y Cecilia Pérez de Sada, Alberto y Tata de la Garza Evia, Angélica Tijerina de Pérez Salinas, Rocío González de Canales y Bárbara Perrusquía de Lobería, entre otros que prefirieron el anonimato.

Actualmente en el Museo de Historia Mexicana está a la vista una colección de juguetes mexicanos que pertenece a Tijerina de Pérez Salinas, pero además, se exhibe una exposición de tales características que no se veía en la ciudad desde los tiempos gloriosos del desaparecido Museo de Monterrey.

Se trata de "Maravillas del Arte Virreinal" un conjunto de 200 piezas entre pinturas de castas, platería, porcelana, arte plumario y medio centenar de esculturas talladas en marfil.

La curaduría de esta exhibición fue realizada por Lydia Sada de González, quien además es poseedora de algunas de las piezas conforman la expo.

Un gusto heredado

Sada de González, reconocida el año pasado con la Presea Cristal que otorga el Grupo Vitro anualmente a personas destacadas en el ámbito cultural, se resiste a ser llamada coleccionista.

"Antes ni siquiera existía ese término, las obras comencé a heredarlas de mis padres. (La exposición) no fue idea mía, me invitaron como curadora de esta exposición y me pidieron algunas piezas".

Sin embargo, la historia habla por sí misma. Su padre Roberto Garza Sada fue, además de uno de los grandes personajes que forjaron la ciudad de Monterrey con su visión industrial, un gran coleccionista.

En "Espejos Distantes. Los rostros mexicanos del Siglo XVIII", uno de...

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