A comer y relajarse

AutorAnaline Cedillo

SAN MIGUEL DE ALLENDE, Guanajuato.- Para saborear plenamente este destino hace falta más de un fin de semana: con nuevas y tentadoras experiencias, San Miguel siempre coquetea para volver.

Ya nos hablamos de tú con el trazo neogótico de la Parroquia de San Miguel Arcángel y su silueta vista desde las terrazas que hay por la ciudad. Ahora toca apapachar a los sentidos.

La travesía inicia en Matilda. Estrenada hace cinco años, esta suerte de galería viva es la opción de alojamiento para quienes buscan una relación íntima con el arte .

El proyecto, de 32 habitaciones, es propiedad del coleccionista estadounidense Harold Stream III, mejor conocido como "Spook", quien hace dos décadas llegó a aportar creatividad a San Miguel y ha sido mecenas del trabajo fotográfico en México de Spencer Tunick.

Al atravesar la recepción, de camino al spa, voy dejando atrás la imagen pintoresca del pueblito y me engancho en los azules de "Blue Pangea", el lienzo del mexicano Bosco Sodi que protagoniza la biblioteca.

Espero mi turno dando sorbitos a un té de menta, anticipando el momento en que la terapeuta deshaga los nudos de mi espalda mientras la esencia relajante de lavanda perfuma el ambiente.

El concepto de este spa es holístico y además de tratamientos corporales y faciales, el menú incluye experiencias integrales de bienestar que combinan masajes de aromaterapia con un ritual hammam; baños de desintoxicación con exfoliaciones y envolventes, o sesiones personales de yoga o pilates con masajes.

La que no pasa desapercibida es la botica, un espacio donde uno puede involucrarse en la elaboración de sus propios productos: cremas, exfoliantes, envolventes... todo a base de ingredientes naturales. La lavanda y el romero, por ejemplo, son cosechados por las terapeutas en las azoteas de las habitaciones.

Tras 90 minutos de tratamiento no sólo el cuerpo se siente restaurado, también el ánimo está listo para consentir al paladar.

DE LA GRANJA A LA MESA

Gastronómicamente, San Miguel comienza a competir con la Ciudad de México, considera Sandra Vázquez, una tapatía afincada en el destino.

"La gran diferencia es que la gente aquí llega con un espíritu más relajado a disfrutar de la comida", dice la también gerente de mercadotecnia de Matilda.

Como en otros destinos, la tendencia en las cocinas es trabajar en colaboración con proveedores locales -Rancho El Capricho, Rancho La Trinidad, Hacienda Calderón o Hacienda Purísima de Jalpa-, donde los chefs se abastecen de...

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