La comedia política / Yo quiero ser Niño Verde

AutorDan T.

El otro día estaba con mi compadre Beto en la cantina y, de pronto, el muy desgraciado me preguntó:

-Oiga compadre, ¡hic!, ¿y a usted por qué le gusta tomar?

-¡Ah, shingá! ¿Cómo que por qué? Pues para parecerme al Niño Verde y verme más guapo, bello y hermoso.

-¡Achis, achis! ¿Y cómo es eso, ¡hic!, de que echando trago se ve más guapo, bello y hermoso?

-Es que cada vez que me voy con usted de borracho, cuando llego a mi casa mi mujer me dice: "muy bonito, eh, muy bonito".

Ya, en serio: ¿a quién no le gustaría ser como el Niño Verde? Es rico, multimillonario, es galán, tiene mansiones en el DF, Cancún y quién sabe dónde más, ha sido diputado federal, diputado local, senador, otra vez diputado, de nuevo asambleísta y así se la ha pasado viviendo de los impuestos que tú y yo pagamos. Por si fuera poco, hace transas de millones de dólares y ni quien le diga nada. El año pasado ocurrió una misteriosa muerte en su palacete de Cancún y nadie lo molestó: una mujer accidentalmente se cayó desde el penthouse cuando estaba en una fiesta y resulta que no se dieron cuenta.

Y ahora, para colmo, Jorge Emilio González Martínez fue a dar al penal de El Torito, debido a que iba manejando borracho.

El problema, por supuesto, no es que se haya echado unos tragos. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar un pecadillo tan humano? No, el problema no es el chupe sino la prepotencia. Porque resulta que nuestro honorable senador, para empezar, se negó a que le practicaran la prueba de alcoholemia. O lo que es lo mismo, se negó a soplarle al policía. Luego llamó a sus guaruras, quienes intentaron llevárselo por la fuerza cuando lo tenían retenido ¡los policías! Imagínate el descaro: quería con el poder de su dinero y de su posición política pasar por encima de la ley (como lo ha hecho toooda la vida). Y luego, además de todo, le mintió a las autoridades al decir que se llamaba "Jorge Rodríguez". De verdad que eso es no tener la más mínima idea de lo que es una progenitora. Me queda claro que por culpa de gente como Jorge Emilio...

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