Comedia política / ¡Que te lo paguen!

AutorDan T.

Llega el señor a su casa y le dice a su esposa:

-Me pasó algo increíble: cuando venía para acá, vi a un hombre muy rico suicidarse.

-¿En serio?

-Te lo juro: ¡por ésta! El señor se roció de gasolina, sacó un encendedor y se prendió fuego a sí mismo. De nada le sirvió todo su dinero.

-Oye, ¿y de dónde sacas que era rico?

-Es que la gasolina era Premium.

¿Te has fijado que en México nos tratan como a millonarios? Sí, todo el mundo nos saca dinero.

Hay un asunto que me ha traído loco en estos días: ¿por qué los mexicanos debemos de pagar con nuestro dinero el negocio de las televisoras? Me explico: con esto del apagón analógico, el gobierno federal está regalando millones de televisiones digitales. Esto es porque al eliminarse la señal analógica, sólo quedará la digital y no todos las televisiones sirven para verla.

La cosa está en que se ha creído la falsa idea de que el gobierno debe darle a tooodo el mundo una televisión. ¡Falso! Hasta donde recuerdo, ver "La Rosa de Guadalupe" no es un derecho consagrado en la Constitución, mucho menos soplarse las narraciones futboleras de Martinolli y sus tarados. Que los vea quien quiera, pero ¿por qué lo tenemos que pagar tú y yo?

En dado caso, me parece que lo justo sería que fueran las televisoras las que le regalen a la gente sus nuevos aparatos o, ya de perdida, su respectivo decodificador. Así podrán ver, ahora en alta definición, la misma basura que antes veían medio borrosa.

PÍDEME LO QUE QUIERAS

Todavía no cumplen ni dos meses viviendo del erario, pero los diputados ya están saqueando la riqueza nacional. El otro día un legislador cuyo nombre no puedo revelar, para celebrar que recibió su primer moche, mandó a su esposa de viaje junto con su suegra.

Por supuesto no lo hizo por buena gente, sino porque quería quedarse a solas con su sirvienta. Una morena costeña, de cuerpo escultural y labios de tentación. La mujer se resistió al principio, pero al final terminó aceptando los galanteos, que más bien parecían súplicas, del señor diputado.

Aquello fue mejor de lo que esperaba nuestro representante popular. La morena le dio la mejor noche de sexo de toda su vida. Y eso que él sólo aguantó sus tres minutos reglamentarios. Desfalleciente y enamorado, el diputado se tumbó a su lado y le dijo ansioso:

-Regina, me has dado la mejor noche de mi vida. Por favor, pídeme lo que sea, lo que quieras, lo que se te antoje, pídeme lo que quieres.

-Ay, amorcito...

-En serio, por ti hará lo que sea y aprobaré la...

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