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Comedia política / El mejor chiste del año

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Vincent
AutorDan T.

Ustedes saben que yo no tengo dinero, pero eso no significa que no esté al tanto de los asuntos de las finanzas, la economía y hasta de la bolsa. Por eso he seguido muy de cerca el caso de Ficrea.

Se trata de una sociedad financiera que se transó a miles de personas por una simple y sencilla razón: porque se pasaron de avorazadas.

Lo que le pasó a los clientes de Ficrea fue exactamente igual a esos correos electrónicos que a veces llegan en los que un supuesto funcionario bancario de un país africano que nunca habías escuchado, te dice que necesita sacar millones de dólares con tu ayuda. Que con sólo enviarle unos cuantos pesos, él te hará millonario de la noche a la mañana. Evidentemente todo es una mentira, pero la gente sigue cayendo, por creer que de esa forma hará dinero fácil.

Pues, bien, para atender a todos los defraudados, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores puso en operación una línea telefónica de ayuda. El otro día marqué y una grabación me dijo: "Gracias por llamar a lo que era Ficrea. Si ya se dio cuenta que le robamos, marque 1. Si todavía cree que podrá recuperar su dinero, pobre iluso, marque 2. Si ya se cansó de que le vean la cara, cuelgue y vaya a la PGR. Si ya entendió que nunca recuperará su lana, marque el 9 hasta desahogarse; si no funciona, cuelgue y vuelva a llamar".

Ahora sí, vamos al mejor chiste del año. Digo, apenas es el primer día del año, así que no creo que te hayan contado hoy un chiste mejor. Ya mañana será otro día. Dice así:

Estaba en el salón de clases la maestra y les dice a sus alumnos:

-Niños, hoy vamos a hablar de formación cívica. Para empezar, les quiero decir que, orgullosamente, y soy militante del Partido Verde. Díganme, ¿quién de ustedes simpatiza con el PVEM?

-Yo, maestra, por los animalitos -dice Juanito.

-Yo, maestra, por lo de las cuotas -agregó Laurita.

-Yo, maestra, por lo de los secuestros -dijo Gerardito.

Y así, todo y cada uno de los alumnos fueron contando que ellos también simpatizaban con el Partido Verde. Todos menos uno: el pequeño Dan T.

-A ver, Dan T. -dijo la maestra- ¿y tú por qué no levantas la mano?

-Porque yo no creo...

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