La comedia política / La mega payasada

El otro día iba en mi bólido escarlata (mi cochecito rojo) más o menos rápido: como a 200 kilómetros por hora.

De repente, me sale de no sé dónde una patrulla. Nunca están cuando uno los necesita, ¿pero qué tal cuando no los quieres ver? ¡Se aparecen!

-Tsss... tsss... coche rojo, coche rojo, oríllese a la orilla.

De no haber sido porque se me atravesó un microbús, el policía jamás me habría agarrado.

-A ver, joven, viene usted con exceso de velocidad. El límite es de 100 kilómetros por hora y usted venía al doble. ¿Me permite su licencia?

-¡Uy, oficial! No tengo. Me la cancelaron por manejar borracho-le contesté.

-Bueno, présteme los papeles del coche, la tarjeta de circulación con chip, por supuesto.

-No tengo, oficial, el coche es robado.

-Abra la guantera para revisarla, señor.

-No, pues menos, oficial, ahí guardo mi arma, una Magnum .357 cromada y con cachas en oro y diamantes -le respondí al policía que ya no sabía ni cómo reaccionar.

-Bueno, bueno, abra la cajuela que quiero revisarla.

-¡Eso jamás, oficial! Traigo tres ejecutados que debo entregar antes de que empiecen a apestar.

El policía, completamente desconcertado, llamó por radio a su comandante.

El comandante se acercó a la ventanilla y me dijo:

-A ver, señor, ¿qué pasa aquí? Permítame su licencia.

-Aquí tiene, comandante -y se la entregué.

-¿Y la tarjeta de circulación, con chip por supuesto?

-Mire, soy de los pocos cumplidos y aquí la tiene.

-¿Puede abrir su guantera?

-Sí, claro, mire: traigo los papeles del seguro, la última verificación, unos chicles de menta por lo que pudiera ofrecerse y, caray, usted disculpe, también un condón para casos de emergencia.

-A ver, ahora abra la cajuela.

-Claro que sí, comandante. Como verá, no tengo más que la llanta de refacción y la herramienta.

-¡Qué raro! Aquí el oficial me dijo que usted no traía licencia ni tarjeta de circulación; que venía armado, que no quería cooperar y que, además, ocultaba tres cadáveres.

-¡Ash! Y seguramente también le dijo que venía a 200 kilómetros por hora... No le haga caso, ¡ya ve cómo es de exagerado!

...

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