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La comedia política / ¡Láaastima, Del Mazito!

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Vincent
AutorDan T.

Llega un tipo con su mujer y le dice muy emocionado:

-¡Le pegué al premio mayor de la Lotería!

-¿En serio?

-¡Te lo juro!

-¡Ay, qué emoción, gordo! ¿Y ahora qué hacemos?

-Prepara las maletas, mi vida.

-¡Ay, un viaje! ¿Pongo ropa de frío o de calor?

-No, no. Echa toda tu ropa, porque ahora mismo te me regresas con tus papás y... ¡ahí te ves!

¡Zaz! ¿Estuvo amargo el chiste? Más amargo fue el fin de semana que pasó Alfredo Del Mazo, a quien de un día para otro lo bajaron de su nube y le dijeron que él no sería el candidato del PRI al gobierno del Estado de México.

Cualquiera que haya estado en la ceremonia de registro de Eruviel Ávila como candidato tricolor, se habrá dado cuenta que Del Mazo traía una cara como de estreñimiento de tres días. Se veía igualito que mi maestra de Ciencias Naturales de tercero de secundaria que era adicta al Metamucil. Si no se tomaba todos los días su destapacaños, nomás no se hallaba y le daba por aplicarnos exámenes sorpresa. Es decir, lo que ella no podía hacer en el baño, nos lo hacía en el salón de clases.

Pero esa es otra historia. Ahora mismo estamos hablando de Alfredo Del Mazo y su carita de compungido. La última vez que vi a alguien con esa cara de dolor fue cuando el Cruz Azul perdió la final del futbol contra Santos... y contra Pachuca y Toluca y Chivas y América y Necaxa y eso sin mencionar todos los torneos internacionales en los que también ha quedado en segundo lugar ganándose a pulso el mote de "Subcampeonísimo".

La cara de Del Mazo lo decía todo: "¿Qué diablos hago aquí? Yo soy quien debería estar alzando los pulgares y recibiendo los abrazos. A mí me dijeron que era el bueno. Ni modo de no creerle al gobernador, pues si es mi primo. ¿A poco sería tan desgraciado de engañar a los de su propia familia? Menso yo, y todavía me lo pregunto. ¡Claro que hasta a los de casa muerde! Ese Eruviel, ash, nada qué ver con el buen gusto. Seguro que ni siquiera ha ido de shopping a McAllen...

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