Comedia política / El candidato en leggins

AutorDan T.

Dicen que las gorditas van con salsa, queso y cebolla... ¡no con leggins!

Yo no sé quién diablos inventó los leggins, pero habría que demandarlo o, por lo menos, rezar para que Dios lo condene al séptimo infierno. ¿Por qué? Porque los leggins son la cosa más espantosa del mundo: aunque son primos hermanos de las mallas, las mujeres (y uno que otro hombre) los usa ¡como pantalones!

Quien usa esta prenda, lo hace porque cree (o eso le hicieron creer) que le estiliza la figura, le hace ver más delgada y, con suerte, hasta sabrosa. Déjenme decirles una verdad dolorosa: no es cierto. Nadie se ve bien con leggins. Ni yo.

El colmo es que ahora ya salieron los "jeggins", que son leggins pintados como si fueran jeans. Estos falsos pantalones de mezclilla (no son ni una cosa ni otra) los promueven como si hubieran sido diseñados por San Judas, pues hacen los más sorprendentes milagros: te reducen dos tallas, te hacen más delgada y no permiten que se formen los "gorditos".

La realidad es otra: los leggins y los jeggins no reducen tallas, simplemente las tapan. La lonja no desaparece, se aplasta y se esparce. Si la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma, ¿de dónde diablos vamos a creer que la grasa se esfuma por arte de magia?

Igualito que con los leggins, así pasa con las campañas de los candidatos: nos venden una fantasía que no existe más que en el spot. Se ven guapos, pero es por el photoshop. Se dicen honestos, pero están mintiendo. Nos prometen un futuro mejor, pero no tienen manera de cumplirlo.

Así que la próxima vez que un candidato te pida tu voto, pídele que se quite los leggins: que se encuere y demuestre que no es puro cuento.

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