La comedia política / Un ladrón en la PGR

En las páginas de este, nuestro periódico, encontrarás una noticia sorprendente: la PGR tiene bajo custodia a un ladrón. ¿Y eso qué tiene de raro? Pues que no lo atrapó la Policía, sino que el ladrón llegó solito a entregarse.

Se trata de Amado Yáñez, el dueño de la empresa Oceanografía, el mismo que se volvió uno de los grandes contratistas de Pemex gracias a sus buenas relaciones con los panistas en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

El tipo no se conformó con los jugosos contratos que obtuvo de Pemex, sino que se transó a todo el mundo, incluidos a los de Banamex y por eso hoy la PGR lo tiene bajo arraigo. (Los agentes que lo vigilan deberían revisar si todavía tienen sus carteras).

Bueno, pues como esta columna no sólo cuenta chistes, sino que también publica grandes exclusivas, hoy les traigo el relato de cómo fue que compareció Amado Yáñez ante las autoridades. Recuerden que lo leyeron aquí en nuestro periódico, antes que en cualquier otro lado. "Ay, pinche Dan T., eres mi ídolo". Lo sé, lo sé.

Pues resulta que Amado Yáñez llegó el sábado en la tarde a las puertas de la SEIDO, la subprocuraduría especializada en delincuencia organizada.

-Buenas tardes, quiero hablar con el procurador Jesús Murillo Karam.

-No me diga -respondió burlón el agente del Ministerio Público- ¿y quién chingaos es usted como para que yo vaya a molestar a mi jefe en su día de descanso?

-Soy Amado Yáñez, el dueño de Oceanografía.

Al agente del MP casi se le atraganta la torta de huevo con chorizo -los huevos, por otro lado, sí se le atoraron, pero en la garganta-, al escuchar que aquel hombre que estaba frente a él era el mismo al que buscaban la PGR, la Policía Federal, el SAT, la Interpol, el FBI, el Mossad, Scotland Yard y hasta la Policía Secreta de Ecuador que es tan secreta que ni los ecuatorianos saben que existe.

De inmediato los agentes hicieron pasar a Yáñez a una sala. Cuando por fin llegó el procurador general de la República, el empresario le enseñó un gran fajo de billetes: 300 mil dólares en efectivo

-¿Y ese dinero? -preguntó Murillo.

-Es lo que traía en la cartera -respondió Yáñez y siguió contándole- Es que, ¿sabe algo? Le voy a confesar la verdad, señor procurador. Soy adicto a las apuestas.

-¿En serio?

-Así como lo oye. Por eso he hecho tantas transas en mi vida. No es que yo tenga necesidad de ser...

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