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La comedia política / ¿Dorada? ¡De cobre!

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Vincent

Seguramente Marcelo Ebrard se ganará este año el Premio Nobel de Química, pues su gran orgullo, la Línea Dorada... ¡sacó el cobre!

Quienes tuvimos el dudoso -y peligroso- privilegio de viajar en la Línea 12, sabíamos que, desde el principio, algo no andaba bien. O, mejor dicho, que muchas cosas estaban mal.

Para empezar aquello parecía el Parque Acuático Tláhuac, pues apenas caía una pequeña lluvia en el Distrito Federal y, pa' pronto, las estaciones se convertía en lugares con cascadas, lagos artificiales y albercas para water polo. En lugar de boletos, a la entrada vendían salvavidas. Los vagoneros no ofrecían discos piratas con toda la discografía de Jenni Rivera en MP3, sino trajes de baño, visores, aletas y esnórquels. Los andenes de la Línea 12 eran los únicos en el mundo en los que era necesario usar paraguas para no terminar empapado en el subterráneo.

Y eso fue sólo al principio. Luego comenzó el problema de las vibraciones que, hoy sabemos, eran originadas por un problema en los rieles. Los rieles se desgastaron y las ruedas de acero brincaban. Eso generaba una vibración más fuerte que la que produce Elba Esther Gordillo cuando le mencionan el nombre de Enrique Peña Nieto. Esa vibración era porque las ruedas de acero comenzaban a brincar sobre los rieles, en lugar de deslizarse como mantequilla sobre ellos, lo que significaba que si el tren iba rápido ¡podía descarrilarse!

Debido a eso, las autoridades del Metro optaron por aplicar un parche a la mexicana. En lugar de corregir el problema, decidieron reducir la velocidad de los trenes. Así la gente llegaría tarde a sus trabajos, pero al menos llegaría con vida. Pero como obviamente eso no era una solución, las cosas fueron empeorando hasta llegar al punto de quiebre: la Línea Dorada enseñó el cobre, no dio para más y tuvieron que cerrar, como ya sabemos, 11 de sus 20 estaciones.

Ahora viene lo más interesante. ¿Las reparaciones? No las justificaciones, explicaciones, disculpas y acusaciones...

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