Comedia política / El góber inútil

El otro día mientras Guerrero vivía una nueva jornada de violencia, inseguridad, sangre e incertidumbre, el gobernador iba saliendo de la cantina con su compadre. De pronto vieron que por la calle iba un perro que en el hocico llevaba una cerveza.

-Mira -dijo el compadre- es el mejor amigo del hombre.

-Sí -exclamó emocionado el gobernador- ¡Y viene con un perrito!

¿Qué vamos a hacer con Ángel Aguirre Rivero? Si el señor tuviera tantita, así poquita, una pizca por lo menos de dignidad, tendría que renunciar a la gubernatura guerrerense. Pero no, eso no pasará nunca. Para nuestros políticos es mejor vivir arrodillados antes que dejar de vivir del presupuesto.

Sin embargo, aunque Aguirre Rivero no lo acepte, es imposible que se mantenga al frente del gobierno, dado que ya no es él quien ejerce el poder. Primero se lo quitaron los narcos y ahora lo desplazó Enrique Peña Nieto. ¿No me crees? Dime cómo va a gobernar el perredista, si ya están despachando allá el titular de la PGR y el jefe de la Judicial Federal -que ahora se llama Agencia de Investigación Criminal-; y, por si fuera poco, ya fueron enviadas tropas de la Gendarmería para tomar las riendas de la seguridad en Iguala, que fue donde mataron a los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa.

Me explico: Aguirre Rivero es un completo inútil a los ojos del gobierno federal. Más inútil que ponerse paracaídas en un submarino. ¿Te imaginas a un esposo que permitiera a su compadre educar a sus hijos, dar el gasto de la casa y hasta hacerle cuchicuchi a su esposa? Pues más o menos eso es lo que le pasó al gobernador de Guerrero.

¿Será por eso que el mandatario se la pasa chupando? ¿O es por borracho que le pasa todo eso? Ese misterio no lo resuelve ni Don Pedro.

Por cierto que, el otro día en la madrugada, estaba un borracho golpeando con desesperación un poste de luz. En eso lo vio otro borracho y curioso le preguntó:

-Oiga, ¿por qué está pegando?

-Estoy tocando la puerta y no me abren.

-No, pues, tóquele más fuerte, porque arriba hay luz. Pa' mí, que sí están.

El desencanto

El amor...

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