Combustibles fósiles, una difícil adicción

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 20 de enero)Berenice Gonzalez DurandCIUDAD DE MÉXICO, enero 26 (EL UNIVERSAL).- Cuando una prenda nueva entra a nuestro armario, es muy difícil que otra salga para hacerle espacio. Aunque haya alguna totalmente desgastada, es complicado deshacernos de ella. No todo es culpa de la nostalgia, hay ropa que a pesar de su mala pinta sigue funcionando en nuestra cotidianeidad. Esta podría parecer una reflexión de Marie Kondo, la mediática "gurú del orden", pero en realidad la metáfora es utilizada por Rob Jackson, académico del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Stanford, para explicar por qué les ha tomado tanto tiempo a las energías renovables ocupar un espacio mucho más privilegiado en el panorama mundial.

Para mover al mundo primero se utilizó el carbón, pero a mediados de los años 50 la industria del petróleo se instaló con fuerza. La extracción de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) a través de las entrañas de la Tierra continúa. A pesar de los gases de efecto invernadero (GEI) que provoca su insistente quema y del llamado frenético de la Tierra que enciende las alarmas del cambio climático, la dependencia es clara.

No hay noticias falsas. Los informes de la Organización Meteorológica y ONU Medio Ambiente se suman a la evidencia científica proporcionada por el Informe Especial sobre el Calentamiento Global del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) que mostró que mantener el incremento de temperatura por debajo de 2° C reduciría los riesgos para el bienestar humano, los ecosistemas y el desarrollo sostenible. Para lograr esta meta el incremento de temperatura debe situarse por debajo de 1.5° C y las emisiones netas de CO2 deben llegar a cero; es decir, la cantidad de CO2 que ingresa a la atmósfera debe ser igual a la cantidad eliminada a través de medios naturales y tecnológicos. La tarea no es sencilla, pero cada vez más países se suman al esfuerzo.

La adopción de las llamadas energías renovables no sólo depende de la existencia de recursos en las diferentes áreas geográficas, sino también de los avances tecnológicos y la baja de costos para su instalación. Las energías eólica y solar encabezan los privilegios, pero aún son las "nuevas prendas" que tienen que convivir con lo más viejo del armario.

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