La Combinación Palmieri: Amor y Preparación

AutorMauricio Hammer

¿Qué clase de música puede hacerse cuando se lleva el nombre de Eddie Palmieri? ¿Qué le queda a alguien cuando la mera mención de su nombre nos trae de inmediato la brisa de un mar Caribe que nos hermana a tantos pueblos distintos? Cuando Eddie Palmieri se sienta frente a su piano y aborda con igual maestría el jazz que el son montuno, la rumba y hasta el tango, es imposible sacudirnos de la mente y del cuerpo la idea de que se trata de un artista inescapablemente latino. Tan latino como lo pudo haber sido, quién más, el enorme Tito Puente, con quien Eddie tuvo el privilegio de grabar el disco póstumo de este último, Masterpiece, antes de que el corazón lo traicionara hace apenas unos meses.

La Evocación Es Obligada

"Nuestra historia se remonta 50 años atrás (tanto Tito como Eddie nacieron en el barrio latino de Nueva York, a sólo unas cuadras de distancia), cuando, en 1949, Tito Puente forma un grupo llamado Los Picadilly Boys. Luego se abrió el Palladium, en 1950. Tito Puente es mi maestro, pues yo a los 13 años ya estoy tocando timbales con el tío mío Chiro y su Alma Tropical y todos los jovencitos como yo, que me crié en Nueva York, querían ser un Tito Puente. Mi hermano, Chavi Palmieri, empieza con el maestro Puente. Después él se va y entra el señor Gilberto López, y cuando éste se va pa'Corea, regresa mi hermano una vez más y graban unas cosas extraordinarias. Pero jamás Tito Puente y yo llegamos a grabar. Grabamos hasta 50 años después. Y este fue un proyecto que se estuvo hablando por siete u ocho años. Pero nuestros compromisos lo hicieron muy difícil. Finalmente dispuse de unos días y comenzamos a grabar. El tema fue 'si el amor y la preparación trabajan juntos, esperen una obra maestra' y eso fue lo que se grabó".

Lo que se grabó es, en efecto, una obra maestra del son, la salsa, el bolero, el cha cha chá. Un periplo por la música de esta nación formada por todos quienes hablamos el español.

Pero en la misma conferencia de prensa en la que nos ha platicado todo esto, Eddie se encarga de recordarnos que la vida lo llevó más allá de la música tradicional con coros y cantantes a un género musical llamado latin jazz.

Y es latin jazz, nada más y nada menos que el mejor del mundo, lo que se escuchó al otro día en una Sala Nezahualcóyotl llena hasta los topes, cuando Eddie se presentó con un grupo de tremendos músicos ("somos seis, pero con potencia concentrada"). En esa singular serie de alardes instrumentales que se concatenan y que...

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