Combina Avy placer y negocios

Fotos: José Diego Gómez

Paradójicamente, ella asegura que una de las bondades de vivir de la pornografía es la de no tener que trabajar duro... pero, a juzgar por su trabajo en video, vaya que lo hace.

Su nombre es Avy Scott, estudiaba sicología en la universidad de Florida cuando su actual manejador la descubrió en un sitio de Internet dedicado a la charla erótica en vivo, un trabajo que le permitía ganar dinero extra mientras terminaba sus estudios.

Activa desde hace sólo un par de años en la industria pornográfica, pero con más de un centenar de producciones a cuestas, Avy asegura que lo más divertido de tener sexo en la pantalla, es eso, el sexo.

"Y la peor parte", agrega la rubia, "es el riesgo de contraer enfermedades sexualmente transmisibles, como el SIDA. Pero debo decir que el riesgo para nosotros es más bajo que para la persona común, pero sigue ahí".

Quienes viven del desfogue ante las cámaras se tienen que practicar exámenes clínicos cada 30 días a fin de certificar que están sanos y no representan riesgos para sus compañeros.

"Este medio es como una gran, gran familia, porque todo mundo conoce a alguien que tú conoces, tenemos que permanecer unidos", dice.

Ella no discrimina, puede trabajar con hombres y con mujeres a la vez siempre y cuando lo disfruten y no lo hagan de manera mecánica como ocurre cuando llevan ya demasiados años en el medio.

Por la química con el compañero de trabajo no se preocupa pues, con su calidad de estrella, puede escoger a quienes serán sus cómplices en pantalla. Además, tiene algunos proyectos en mente.

"Me gustaría hacer una escena con dos hombres abiertamente gays. ¿Cómo funcionaría? No lo sé, pero me gustaría tener sexo con ellos. Pero ahora no es muy aceptado que un hombre llegue a interrumpir la acción... pero quizá algún día.

Económicamente hablando, la rubia mantiene los pies en la tierra, sabe que el dinero que hoy gana con el sudor de su cuerpo puede desaparecer fácilmente si no lo invierte en forma inteligente y es esta estrategia la que le permite acariciar la idea de un retiro temprano.

"Me gustaría trabajar en esto hasta los 31 años cuando mucho. Tengo 22 años, quiero regresar a la escuela, probablemente en verano. No quiero hacer esto siempre, no sé cuánto tiempo más van a soportar mis senos", señala.

Convencida de que la pornografía es el medio adecuado para demostrar al público que el sexo no es algo sucio o pervertido sino un acto natural, Avy mantiene firme su postura y no duda en...

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