Combaten mal de frente

AutorRebeca Herrejón

Espera reunir $6,550 para una resonancia

Caer de un andamio, de espaldas, hace mas de nueve meses, le está costando a Juan Manuel Rodríguez Garza, de 54 años, la movilidad de sus piernas.

El hombre, originario del poblado de Oconahua, en Etza-tlán, Jalisco, ejerce como albañil desde que tenía los 13 años.

El año pasado, cuando desempeñaba su trabajo, se resbaló del andamio donde estaba y cayó sobre los huesos de su columna vertebral.

"Nomás se me durmieron los pies un ratito y ya, y yo seguí trabajando", cuenta recostado en una cama del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde.

Con el tiempo, Juan Manuel fue perdiendo la sensibilidad de sus piernas y con ello su movilidad, pues no podía caminar, sin embargo, fue hasta hace dos meses y medio que tuvo la mayor afectación, pues ya no pudo ir a trabajar.

"No muevo mis pies, sí los siento, pero no los puedo mover. Apenas con el suero, que iba a destapar arterias, pude empezar a mover", indica el hombre.

El lunes pasado, Juan Manuel fue derivado de la clínica de Magdalena, Jalisco, donde lo atendían originalmente, al Antiguo Hospital Civil, con el objetivo de que los especialistas pudieran darle un mejor diagnóstico y tratamiento.

Junto a su cama, en uno de los pabellones del nosocomio, la colección de estudios que se le han hecho ocupa el buró. Ninguna radiografía ha podido dar en el blanco y revelar el motivo por el cual ha perdido la movilidad en sus pies.

Esto mismo, ha provocado que ningún tratamiento sea efectivo y ayude a Juan Manuel a recobrar su vida.

"Me hicieron (exámenes) de todas las enfermedades y salí bien. Aquí los tengo", dice mientras apunta a los estudios.

Los doctores están pidiendo un análisis nuevo: una resonancia magnética para ver, de manera integral, el cuerpo de Juan Manuel y tratar de hallar el problema.

Sin embargo, este estudio es un bache para la recuperación del hombre, pues el costo es de 6 mil 550 pesos que, por el momento, son incosteables para la familia.

Juan Manuel es padre de cinco hijos; todos le están ayudando a sobrellevar los gastos, pero sus trabajos no les permiten hacerlo más.

"Todos nos estamos cooperando, pero mis hermanos ya no pueden, porque no pueden dejar sin comer a sus hijos", indica María Mireya Rodríguez Reyes, de 33 años, una de sus hijas.

Su padre está desesperado. Quiere regresar al trabajo de artesanía con plástico, el trabajo que sí podría realizar, una vez que los médicos lo den de alta y salga del hospital.

Sin embargo, para poder cumplir...

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