Colorida diversidad

AutorViridiana Muñoz

Blanca, amarilla, roja, morada, mamey, sandía, tenamaxte, blanca de cofradía y bugambilia son las nueve variantes de pitaya que produce Jalisco, y que han encontrado en los suelos arcillosos y climas áridos de diversas municipalidades, las condiciones idóneas para florecer.

Y aunque el sustrato de cada lugar varía, es justo la diversidad y riqueza de sus minerales la que hace variar la tonalidad del fruto, señala Ricardo Navarro, Coordinador Técnico de Productores de Pitaya en Techaluta.

"En la zona Norte de Jalisco, en Villa Guerrero hay mucha producción de pitaya amarilla y morada, y las menos comunes son las blancas; en el Centro, por Ix-tlahuacán del Río, se dan las rojas y blancas; y en la zona Lagunas, esto es Techaluta, Amacueca, Sayula y más, debido a la presencia de silicio, la pitaya tiene mucha vida de anaquel, y se encuentra roja, blanca y amarilla, siendo la morada la más escaza", puntualiza.

Independientemente del color, los pitayos con flor alargada comparten la forma de reproducirse, señala el Ingeniero Químico, quien estima que el 98 por ciento de las plantas son polinizadas por murciélagos, dejando el resto de la tarea a las abejas, pájaros y otros insectos.

Por otro lado, en la lista de los insectos no gratos para la cactácea se encuentra el escarabajo conocido como picudo, pues enferma a la planta y deja sus larvas al interior del fruto, y el gusano barrenador, causante de la caída de flores.

Otra plaga de menor tamaño pero gran impacto es el nematodo, parásito milimétrico de forma similar a una lombriz que anida en la raíz y causa deformaciones similares a un tubérculo, robando así los nutrientes y secando al pitayo en un lapso de un año.

Fertilizantes orgánicos y un manejo adecuado de las plantaciones han sido las vías para hacer frente a las plagas. Sin embargo, otra adversidad que enfrenta la pitaya y que no depende del campo, es la depreciación por parte de los consumidores, comenta el Representante No Gubernamental del Sistema Producto Pitaya en Amacueca, Álvaro Meza.

"Se ha tratado de hacer conciencia sobre lo trabajoso que resulta llevar una pitaya desde el campo hasta la mesa. Nosotros nos levantamos muy temprano, o incluso comenzamos el corte a medianoche porque la fruta está fría y la savia asciende por la cactácea...

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