Empresa/ Colisión

AutorAlberto Barranco Chavarría

¿Se acuerda usted de los violentos choques entre la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Comisión Federal de Competencia que se volvieron constantes a partir de 1997 en que se abrió la competencia en materia de telefonía, cuya manzana de la discordia era la irreductible hegemonía de Teléfonos de México? Bien, pues la guerra continúa... por más que el frente sea distinto.

A contrapelo del armisticio firmado por las partes en pugna en diciembre pasado, bajo la sanción de la dependencia encabezada por Pedro Cerisola, la CFC no sólo le está imponiendo una millonaria multa a la empresa encabezada por Carlos Slim Helú, sino le ordena la devolución de cobros indebidos a sus dos principales rivales, Alestra y Avantel... y de pasadita a Marcatel.

Estamos hablando, desde un ángulo, de 33 millones de pesos, y desde otro, de 209 millones... de dólares: 100 para cada una de las primeras, y nueve para la tercera.

El hecho es que aun cuando la resolución de la entidad independiente en lucha contra los monopolios se había planteado el 23 de marzo pasado, en el intermedio se desató una lucha entre las partes, con énfasis naturalmente en Telmex y la SCT, no sólo para evitar hacerla pública, sino para invalidarla.

La razón era evidente: el cese al fuego pactado entre las firmas, al fragor del amago del Gobierno de Estados Unidos en llevar lo que ubican como obstáculos a la libre competencia en la materia solapados por el régimen en protección de Teléfonos de México, se había planteado como un campanazo del nuevo Gobierno.

Lo que el Gobierno zedillista no pudo lograr en tres años, demandas, contrademandas, jalones, arrebatatamiento de clientes, campañas publicitarias descalificatorias, agresiones verbales al calce, el foxista lo lograba sino en 15 minutos, en escasas tres semanas.

¿La tregua era temporal, sólo para la foto? ¿Se borraron las firmas en el papel? ¿Telmex se saltó las trancas de los acuerdos? Lo cierto es que el pacto de no agresión incluía el borrón y cuenta nueva no sólo de las ofensas, sino de las facturas. Empatados los cargos que exigía la compañía líder en materia de interconexión con los reclamos de abuso en las tarifas de terminación de llamadas, las partes accedían a vivir en armonía.

"No damos un tiro y luego quedamos como cuates", dicen los rijosos de barriada. El problema es que la lista de desistimiento de querellas no incluyó, en la prisa, una planteada justo dos meses antes del desenlace feliz... ante la Comisión Federal...

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